Rentabilizar al máximo el espacio cuando no nos queda más remedio no es tan complicado. Si nos vemos obligados a colocar más de una cama en un mismo dormitorio, es posible conseguir que éste resulte desahogado. El mobiliario actual permite una serie de combinaciones realmente prácticas que son capaces de responder a nuestras necesidades. Vamos a proponerte varios planteamientos para resolver distintos casos demostrando que compartir dormitorio y mantener la individualidad a la hora del descanso no es una misión imposible.
La amplitud es el objetivo principal, por lo que los colores neutros y los tonos pastel en los coordinados serán nuestros aliados, ya que aportan más luminosidad a la estancia. Las cajoneras bajo las camas y otros métodos que persiguen el aprovechamiento de cada rincón evitarán la sensación de estrechez. Los espejos son otra buena opción para jugar con la sensación de profundidad dentro de la habitación.
Camas nido: apuesta segura
La cama nido siempre ha sido la gran triunfadora en las habitaciones de los niños. Este clásico se renueva ofreciendo estructuras con diferentes alturas en las que se han integrado cajoneras e, incluso, pequeños armarios.Situando dos en perpendicular junto a la pared, logramos una gran zona de juegos central, al tiempo que contamos con cuatro camas que desplegaremos según nuestras necesidades. Por otro lado, las literas también representan un ahorro considerable, puesto que tendrás dos lugares de descanso en el espacio de uno.
Cada rincón es necesario cuando se trata de un dormitorio infantil, por lo que el almacenamiento de ropa y juguetes adquiere un papel primordial. Una idea genial es adquirir un arcón que colocaremos estratégicamente entre ambas camas nido. Además, podemos decorar este baúl con los mismos motivos de las paredes o de las cortinas. Esta pieza de mobiliario se convertirá en el lugar donde guardarán sus secretos.
Dos camas: la solución clásica
Bien sea para un cuarto de invitados, bien para adaptarse al crecimiento de los niños, las camas individuales colocadas en paralelo no tienen por qué restarnos espacio. Colocando entre ambas una mesilla de noche acorde con el resto del mobiliario, ofreceremos espacios de descanso diferenciados. Por otro lado, las camas pueden unirse ocupando lo mismo que ocupa una de matrimonio, dejando las mesillas o los armarios a los lados.
Dejaremos el pasillo resultante entre la pared y los pies de la cama libre para usarlo como zona de paso. Al optar por esta distribución, y siempre y cuando la habitación no sea demasiado grande, es preferible decantarse por armarios empotrados o camas abatibles. Asimismo, evitaremos recargar la habitación con colores fuertes o demasiados adornos superfluos.
Personalización necesaria
Tanto para ésta como para otro tipo de composiciones, es importante respetar determinados criterios básicos como, por ejemplo, el espacio necesario entre cama y cama cuando éstas cuenten con cajoneras, evitando que se rocen al abrirlas. Otro consejo, en esta ocasión para las camas nido, es vestirlas con edredones nórdicos y facilitar de este modo el momento de hacer la cama, sobre todo cuando se encuentra situada junto a la pared.
En ocasiones, no es fácil para los más pequeños compartir la habitación. Para que reconozcan su espacio y no violen el ajeno, prueba con ropa de cama de distintos tonos aunque con iguales motivos, cojines con el nombre de cada uno o colocando sobre el cabecero su fotografía preferida, pero evitando en la medida de lo posible sobrecargar la cama.
Muebles auxiliares e iluminación
La mesilla de noche a veces es indispensable como elemento de separación entre los lechos. Cuando la habitación no es demasiado grande, es recomendable que éstas, así como el resto de mobiliario, estén teñidas en un color claro o pastel que logre reflejar la luz, incluso cuando las paredes estén pintadas de blanco, ya que debemos dejar en los complementos textiles la misión de aportar color.
Evitaremos muebles toscos y demasiado grandes, sobre todo cerca de las camas, y nos decantaremos por cualquier mueble práctico del que aprovechar cada cajón. Forrar las puertas de los armarios por fuera puede dar un aire distinto a la estancia, a la vez que alegrarla el ambiente con los estampados de temporada, evitando caer en figuras geométricas que puedan cansarnos en poco tiempo.
A la hora de escoger las cortinas, ten en cuenta la visión de conjunto de la alcoba, optando por estores de colores suaves para las habitaciones infantiles, y visillos sencillos y cortinas tradicionales para las juveniles. Tanto si se trata de una estancia interior como exterior, buscaremos la manera de dejar pasar el máximo de luz natural, o emplearemos distintas luminarias adecuadas para la actividad que se esté desarrollando en la alcoba.