En la actualidad, la mayor parte de las cubiertas de los tejados tienen como elemento principal la teja. Sin embargo, otros revestimientos utilizados desde tiempos remotos no son ajenos a las actuales técnicas de construcción y decoración. Entre ellos se encuentra la pizarra. Habitualmente demandada para tejados, cada vez encuentra un hueco más importante entre los materiales para interiores.
Es una roca metamórfica que se forma a partir de sedimentos arcillosos prensados. El área norte de la Península Ibérica es una de las zonas de mayor producción del continente; por ello es un elemento destacado en el paisaje de lugares como Galicia o los Pirineos.
Un material casi inalterable
Una de las razones por las que se destina a cubiertas es que es impermeable y un buen aislante térmico. Compacta y sin poros, la pizarra resulta también muy apropiada para climas fríos, ya que no se resquebraja fácilmente por la acción del hielo. Además, su resistencia frente a condiciones extremas de frío o calor permanece intacta a lo largo de décadas, así como sus colores característicos. También es muy resistente al fuego.Resulta sencillo extraer láminas finas y es posible instalarlas en todo tipo de tejados, adaptándose a diversas pendientes y formas. Además, es antideslizante, una propiedad fundamental si la destinamos a cubrir el suelo que rodea la piscina o a hacer veredas en el jardín.
No hemos de preocuparnos por su mantenimiento; no le afectan ni el musgo, ni los insectos ni los productos químicos. Además, la variedad tonal es otro de los recursos que se emplean en la decoración; negro, gris y marrón se combinan con matices azulados o rojizos, por la presencia de otros minerales.
En exteriores e interiores
Tras su extracción, la piedra se transporta a las fábricas, donde se sierran los bloques y después se labran; así se obtienen láminas de pizarra de diferentes grosores, según su destino. Finalmente se da la forma definitiva para su uso en la construcción: cuadrada, octogonal, con bordes redondeados o con un aspecto más tosco, para aportar un aspecto rústico. Los rincones y otros obstáculos constructivos no son un impedimento; existen piezas que se adaptan con facilidad.La pizarra tiene dos usos diferentes en la construcción. Aunque la más común es como material de cubiertas de edificios, no hemos de olvidar su papel como revestimiento de interiores, en suelos, chimeneas o paredes. Esta piedra, una vez pulida convenientemente, aporta calidez y elegancia a recibidores, salones o pasillos. Las cocinas y baños también adquieren un toque de distinción con las encimeras de pizarra.
Cómo se coloca
En los tejados se instala una cama de listones de madera y éstos se cubren con láminas enganchadas a la superficie por medio de clavos o ganchos metálicos de acero inoxidable. Las piezas se superponen para garantizar una completa estanqueidad. Si además de la impermeabilización, se necesita un buen aislamiento, debajo de la estructura de madera se pueden colocar diversos materiales, como superficies de madera, para reforzar las propiedades del mineral.Antes de instalarlo como revestimiento para suelos, es necesario asegurarse de que la superficie está completamente lisa. Las baldosas de pizarra se fijan con adhesivos específicos. Si nos decidimos por utilizarlo en el jardín, la instalación resulta mucho más sencilla: únicamente hemos de realizar pequeños huecos de la profundidad de la piedra, colocar las losetas, presionarlas contra el terreno y asegurarnos de que no se mueven.