A lo largo de nuestra vida se nos presentan un sinfín de situaciones que ameritan tomemos decisiones, decisiones que, en la mayoría de los casos, nos derivan repercusiones permanentes para nuestra vida y pueden impactar en la vida de terceros. Decisiones importantes y trascendentales. Una de estas decisiones es la selección de la compra de nuestra casa.
No sólo supone una gran inversión sino que viviremos en ella muchísimos años, por lo que cualquier punto debe ser meditado con mucha calma y tranquilidad.Lo primero es tener muy claro a qué factores no vamos a renunciar, de este modo vamos a acotar la búsqueda al máximo. Por ejemplo pensar en puntos cómo que zona nos gusta más, si necesitas ascensor, consideras imprescindible el garaje... Al finiquitar esta etapa se puede proceder a establecer el presupuesto real y adherirnos a él.
Una vez fijadas estas premisas, también tenemos que ser conscientes a qué puntos podríamos renunciar si encontramos una casa que no se adapte al cien por cien a lo esperado. Todo esto va a hacer que el proceso de decisión sea mucho más fácil.
Si la infraestructura no se adapta todas las exigencias que presentamos, podemos establecernos el remodelar, es decir luego de materializada la compra se puede proceder a iniciar una reforma para optimizar la vivienda de acuerdo a las exigencias del comprador. Cuando la compramos la casa está completamente vacía y es el mejor momento para cambiar el suelo, mejorar la instalación eléctrica, poner nuevos azulejos en el cuarto de baño, cambiar la bañera por un plato de ducha...
En este último punto la única forma de afrontar la reforma con éxito es confiar en profesionales con referencias como los que encuentras en el directorio de Habitissimo.
(imagen: IKEA)