
De este modo, lo fundamental al buscar colchón es tener claro los distintos materiales que podemos encontrar en el mercado. A continuación, analizamos las ventajas y desventajas de los más utilizados y demandados.
Colchón de espuma: son los más económicos, sencillos y están recomendados para sofás cama o cunas. Entre sus desventajas encontramos que se deforman con facilidad por el peso y ofrecen muy poca resistencia.
Colchón de muelles: tradicionalmente han sido los más vendidos en España. Al probarlos veremos que tienen una firmeza variable. Además, son fáciles de reciclar, lo que les convierte en una opción muy ecológica.
Colchón de viscoelástica: es el material de moda y suele combinarse con núcleos de muelles que le otorgan una mayor firmeza. Son transpirables y se adaptan a la perfección a nuestro cuerpo, de forma que evitan la aparición de dolores musculares. En el momento de la compra, hay que tener en cuenta que la capa de viscoelástica debe medir al menos 3 centímetros.
Colchón de látex: se trata de un material natural que se obtiene del árbol del caucho. Son modelos muy flexibles, aunque su punto débil es la transpiración, que puede derivar en problemas relacionados con los malos olores y las alergias. Un dato importante de recordar es que este tipo de colchones solo se puede usar en camas con somier de madera, que permitan una buena circulación del aire.
Una vez decidido qué tipo de material nos gusta más, debemos ir a la tienda y probarlos para ver con qué firmeza nos sentimos más cómodos. Por supuesto, la base siempre debe ser de calidad y permitir una correcta transpiración. En este punto podemos elegir entre un somier de láminas de madera o un canapé (abatible, de cajones...) que permitirá mantener el orden en el dormitorio de forma sencilla. Esta segunda opción es mucho más interesante, puesto que nos proporciona espacio de almacenaje extra, perfecto para guardar la ropa de cama, las toallas y prendas de otras estaciones en los cambios de armario por temporadas.