Los patrones decorativos de hoy se dirigen a la creación de espacios amplios y diáfanos. El fluir de la luz a través de ellos y la sensación de amplitud y comodidad son sus principales ventajas. Para lograr este efecto suele recurrirse a la unión, en una sola habitación, del salón y el comedor.
Si tu casa es pequeña lograrás ganar valiosos metros extra, y si tu vivienda ya era amplia, podrás disfrutar al máximo de ella. Pero fusionar estos dos espacios no consiste únicamente en eliminar un tabique o en poner un sofá y una mesa juntos. Para que sepas la mejor manera de hacerlo hemos preparado este reportaje.
Diferenciando ambientes
En primer lugar, debes elegir la manera de separar ambos ambientes. Una librería puede cumplir este objetivo perfectamente, estableciendo con nitidez la división creada. Un sofá reduce el peso visual y será igualmente efectivo. Si puedes permitírtelo, usa columnas, una o dos, para ganar en elegancia y distinción. Para delimitar tajantemente la frontera coloca puertas correderas.
Si quieres que la conexión entre las zonas sea mayor y que no se vea interrumpida por ningún elemento, hay dos posibilidades que seguro te convencerán. Mediante un escalón podrás distinguir claramente las distintas partes de la estancia. Si buscas algo aún más sutil, sírvete de las paredes y pinta en diferentes tonos el salón y el comedor.
Logrando la continuidad
Los más arriesgados puede que se decanten por diferenciar radicalmente estos dos ambientes. Sin embargo, lo más corriente es tratar de dar una sensación de continuidad en este espacio. El mismo recurso usado antes mediante la oposición de colores puedes usarlo ahora a la inversa, conectando visualmente ambas zonas.
Mantener un estilo común es fundamental. Lograrás esto con una elección de tejidos similar o complementaria para todo el conjunto. Emplear estampados similares en ambos lados es un truco tan sencillo como efectivo. No tengas miedo a introducir un toque rústico en un salón clásico, siempre que lo hagas con gusto y mesura.
Si disfrutas de una amplia pared en la que poder colocar un gran ventanal no lo dudes porque, además de lograr inundar de luz toda la habitación, unirás visualmente la zona del salón con la del comedor. Si no te es posible este recurso, prueba otras opciones como emplear alfombras, cuadros, etc.
Poniendo orden
Además de saber qué elementos vas a usar para separar salón y comedor, has de saber cómo vas a distribuirlos. Si el reparto de luz no es uniforme, reserva el sitio que resulte más favorecido para el salón, pues pasarás más tiempo en él y su iluminación es más importante.
Hay tres disposiciones básicas: en horizontal, en vertical y en ?L?. Las dos primeras tienen como denominador común el dar una extraordinaria impresión de amplitud. La disposición en ?L? es la más difícil de llevar a cabo correctamente. Asegúrate de que el mobiliario abre el espacio hacia el comedor sin suponer un obstáculo para el tránsito.
Teniendo claras estas sencillas premisas ya sólo te falta decidir cómo quieres que sea exactamente tu salón-comedor. Elegantemente clásico, acogedoramente rústico, apaciblemente zen o modernamente vanguardista. Cualquier estilo es válido siguiendo las normas que te acabamos de explicar.