Pep diseña y construye escenarios de teatro y Carme se dedica a la música. Sus profesiones artísticas, su pasión por viajar y su interés por descubrir interiores de casas de todos los estilos se reflejan en la reforma de su casa, donde conviven elementos modernos y antiguos, influencias decorativas de otros países e ideas creativas. Esta casa es la prueba de que las ideas no tienen límite en decoración y que, a la hora de reformar una casa la inspiración puede venir de cualquier sitio, por inverosímil que nos parezca.
Armario
Para evitar que al entrar por la puerta principal se viese la cocina, se apostó por construir un armario, de unos dos metros de alto y unos tres de ancho, a modo de muro de separación. Éste, una estructura de hierro y puertas de madera, permitió definir una pequeña entrada que escondía la cocina, pero que a la vez la convertía en un espacio semiabierto ya que evitaba las paredes altas hasta el techo.
Cocina
¿Cómo reformar la cocina sin convertir el comedor en una estancia sin luz? La solución fue trasladar la cocina al gran espacio de la entrada, dónde también construyeron un baño y un pequeño comedor.
Fachada
La casa es una construcción de planta baja más piso, con un jardín y un garaje en la parte posterior. Al plantearse la reforma, desde el inicio, Pep y Carme tuvieron muy claro que era necesario redistribuir los espacios de la casa. En la primera planta contaban con una gran estancia, ubicada justo en la entrada principal. A continuación, estaban las escaleras para acceder al piso superior, seguidamente un pequeño comedor y finalmente la cocina, que daba al jardín.
Ventanal
La luz y el espacio son las características que mejor definen la cocina. En la pared que da a la calle se abre una gran ventana de cristal translúcido que permite que la luz se disperse por la cocina y la entrada sin perder la intimidad.
Azulejos
Las paredes son cómplices del especial diseño de la cocina en general. En la pared se ha apostado por pequeños azulejos blancos combinados con algunos en rojo, azul, verde y amarillo que rompen la sensación monocolor.
Baldosas
El suelo de baldosas se ha llenado de mosaicos hidráulicos en tono rosado y con unos dibujos en azul y crema, que se escogieron para cubrir parte del suelo de la casa. Son piezas artesanales hechas una a una, como los mosaicos modernistas.
Chapa de hierro
El único elemento que rompe con este equilibrio es una chapa de hierro (la cara opuesta del armario-pared que separa la cocina de la entrada). Adosado a esta superficie fría, en la parte superior, aparece un armario irregular de cristal que da un aire especialmente moderno al espacio.
Fregadero
El mobiliario de abedul rematado con un grafito rosado en consonancia con el mosaico, y el fregadero antiguo de mármol blanco dan continuidad a los tonos suaves.
Baño planta inferior
Al lado de la cocina está el baño: un espacio semiabierto con unas paredes que no llegan hasta el techo y además, sin ninguna puerta. Una inteligente combinación de paredes a modo de dos ángulos rectos en forma de escalón consigue crear dos espacios. Uno, el más alejado de la entrada, ofrece una mayor intimidad con una pared que entorpece la visión. En éste se ubica el sanitario.
Comedor
Justo al salir del baño, arrimada a una de sus paredes, encontramos una mesa con unas singulares sillas. Unas reliquias recuperadas de los años 60 que hoy conforman el comedor de la casa.
Ducha
En el segundo espacio, más a la vista, está la ducha. La piedra natural cubre parte de la pared para protegerla del agua del surtidor y, en el suelo, la piedra sustituye al plato de ducha.
Escalera
Dejando atrás la entrada topamos con una fuente de luz desbordante. Estamos al pie de la escalera y la luz proviene del gran ventanal que se abrió en el techo de la casa, aporta iluminación natural tanto a las estancias de la planta baja como a las del piso de arriba. Esta luminosidad resalta el azul cielo de las paredes y deja a la vista detalles como las barandillas de hierro forjado en forma de flor.
Detalle del sofá
Los cojines rojo brillante de este mueble tallado a mano rompen la neutralidad de la pared de piedra que decora esta parte del salón. Todo un detalle estético y de buen gusto.
Salón
Admirando el salón es cómo nos damos cuenta del interés de Pep y Carme por mezclar la personalidad antigua de la casa con elementos de otras culturas, especialmente africanas, es una constante reflejada en la decoración.
Sofá marroquí
El gusto por estilos alejados de la frialdad a la que nos tienen acostumbradas las propuestas europeas queda patente gracias al sofá, procedente de Marruecos.
Vigas
No se dejado escapar nada en esta maravillosa estancia. Si levantamos la vista, nos percataremos de que al techo del salón le cruzan unas vigas de madera, aportando un toque rústico al salón.
Detalle marroquí
El suelo de madera rústica, el sillón encarado al exterior y detalles decorativos como un recipiente de cristal para calentar la agua del té traído de Marruecos, consiguen crear un espacio de reposo y de lectura ideal.
Jardín
Ya en el exterior, en un espacio cubierto de terracota, hay una mesa de hierro y teselas de origen marroquí rodeada de unas sillas del mismo material. Un rincón perfecto para cenar las noches de verano.
Más mosaicos
Antes de abandonar el salón, no podemos evitar detener nuestra vista ante el pavimento que pisamos. Un mosaico de flores bajo nuestros pies sirve de suelo y colabora con sus colores a la función decorativa.
Salita de acceso al jardín
Al lado del salón, una pequeña estancia invita a salir al jardín. En este espacio se sustituyó una de las paredes por un cristal que, de nuevo, hace posible la entrada de luz natural.
Baño superior
El suelo del baño de arriba es de mosaicos hidráulicos, como los de la cocina. Responde a un diseño de infinitos cuadrados combinando azul suave y marfil. En una pared de piedras grises, originaria de la casa y recuperada de debajo de una capa de cemento y yeso, cuelga un amplio espejo, sin marco y sin adornos. El lavabo es blanco, sencillo y de líneas rectas.
Escaleras
También desde las escaleras vemos, en medio de una de las paredes, una estructura de hierro y cristal que sobresale y que recuerda a un escaparate: es la ventana del baño.
Libros por las paredes
Subiendo la escalera para acceder al primer piso, empezamos a entrever una pared forrada de libros. El ancho pasillo permite aprovechar este espacio a modo de biblioteca, colocando una gran estantería que, además de albergar un gran número de libros, da un toque cálido al espacio y rompe con el típico recurso de decorar las paredes con cuadros.
Mampara
Pero lo que realmente despierta la curiosidad en esta estancia es la mampara de la bañera, o mejor dicho, el material que desempeña esta función. Se trata de una malla de acero inoxidable que, hasta hace poco, se utilizaba en la construcción de maquinaria industrial. El acero inoxidable es totalmente resistente al agua y da un vuelco a la decoración del baño. La malla consigue romper el monopolio de cortinas y mamparas de cristal. La cortina metálica está sujeta a un raíl que, a su vez, está adosado a una de las vigas de madera del techo.
Pared del baño
Junto a todas estas innovaciones, nos encontramos con el gusto por lo antiguo. Las vigas de madera, la pared de piedra ya citada y la pared rojiza de enfrente, completamente de obra vista. Una superficie que sólo se ve interrumpida por la puerta restaurada y pintada de nuevo en aguamarina.
Puertas
Al igual que en el baño, todas las habitaciones de la casa están resguardadas por las puertas originales de la casa. Son de madera, de doble hoja y las han restaurado pintándolas de color marfil y aguamarina, según la habitación. Estos colores resaltan los cerrojos de metal oscuro que dan un aire bohemio al espacio.
Dormitorio con encanto
Detrás de una de estas puertas está la habitación de matrimonio.
Garaje
Desde aquí también podemos ver el garaje, una curiosa estructura inspirada en las casas de madera de Estados Unidos. Al idear este espacio nuestros decoradores no querían crear la típica construcción de obra, así que apostaron por la madera. Pero tenía que ser un material especial, preparado para soportar las inclemencias del tiempo.
Made in USA
La solución fue una madera de cedro rojo importada de Canadá. El siguiente paso fue escoger una estructura que cubriera totalmente el espacio, pero que a la vez garantizara la entrada de luz natural, así que construyeron un tejado con una pendiente más alta de que la otra, dejando un espacio entre ellas que se tapó con un cristal. En Estados Unidos se utiliza esta técnica pero no se deja el espacio entre cada uno de los listones de madera.
Mirador romántico
Originariamente, contiguo al dormitorio había una galería de cara al jardín y al lado un pequeño baño; un espacio de luz natural que Pep y Carme han querido aprovechar para montar un estudio. La estancia, sin ninguna puerta que lo separe de la habitación, consta de una parte más aislada, que se utiliza como estudio y otra totalmente en contacto con el dormitorio. Este último espacio se ha convertido en un mirador al jardín.
Perfecta combinación
Las paredes las pintaron en rosa, color que combina perfectamente con el variado colorido de los azulejos y contrasta con el color oscuro de los muebles.
Un espacio plagado de ensueño
En este rincón dedicado a la intimidad todo es antiguo: el mosaico de cenefas, la cama oscura de cabezal alto, la silla y las vigas.