La afición por la decoración puede llegar a convertirse en una auténtica pasión. Valentín está muy orgulloso del perfecto equilibrio que ha logrado en su casa adosada de 230 m², tanto que reconoce haber equivocado su profesión. El acercamiento a corrientes estéticas de corte matemático, tales como el minimalismo o el zen, han logrado otorgar a este hogar una armonía sobria y distinguida.
Esta vivienda de cuatro plantas goza de una ubicación de lujo, ya que mira hacia el magnífico frente marítimo de El Masnou. Al margen de la cocina-office y el amplio salón, el hogar que te presentamos dispone de tres habitaciones más una suite en la planta superior, además de dos baños completos y un aseo. Completan la distribución de estancias una despensa, un parking con dos plazas y dos terrazas más un solarium.
La puerta de entrada ya constituye por sí misma una excelente pista de lo que vamos a hallar dentro, puesto que se trata de un delicado modelo panelado en madera blanca. Un parqué de roble de aspecto sublime acoge nuestros pasos desde el recibidor, iluminado de modo tenue que invita al sosiego. Los primeros muebles que nos encontramos son un taquillón de cerezo y un espejo con el marco a juego. ?Quieres conocer el resto de la casa?
En el salón se funden comedor y sala de estar. El cerezo oscuro ha sido el material elegido para la mesa y las sillas. Una estructura modular de pocos estantes concede fluidez visual a un entorno acogedor al que la chimenea concede gran calidez. Igualmente, destacar las esquineras que forman los sofás y las lámparas de inspiración zen.
La cocina es un auténtico homenaje al buen gusto y a la estética más refinada. El cerezo de los muebles y vitrinas inunda el espacio de elegancia, mientras que la encimera de silestone blanco ofrece un contraste muy estudiado. Electrodomésticos en inox ponen el broche de oro al rincón del paladar.
El otro baño sigue la línea del anterior, deleitándonos con sanitarios de formas sugerentes. La ducha de pared se apoya en un panel de vidrio transparente, mientras que el suelo de silestone blanco está formado por listones separados por tres milímetros entre sí, conduciendo el agua a un sumidero artísticamente disimulado.
En la misma planta, Valentín ha dispuesto un pequeño aseo. La unificación de las diferentes habitaciones gracias al empleo del mismo tono de pintura para revestir las paredes es todo un acierto. El lavabo, en forma de pila ovalada, se completa con una grifería bimando y un organizador superior triple con paneles de espejo.
Los baños completos nos recuerdan el placer que es capaz de producir el agua. El zen hace acto de presencia a través de las formas geométricas de los sanitarios. El logro estético más destacado es el revestimiento porcelánico de pizarra natural. La bañera es una invitación al relax y la apuesta por el estor, un guiño al diseño.
No podemos dejar en el tintero algunos elementos de la estructura de la vivienda. Tal es el caso de la escalera, realizada en mármol y acompañada de un pasamanos en inox. La colocación de una pared de cristal transparente en el lado abierto de la escalera es un elemento separador que no resta ni un ápice de amplitud.
Una de las terrazas respeta la inspiración oriental pero, indudablemente, el solarium es la parte exterior más impactante: las vistas son impresionantes. Las paredes son de pizarra negra, y el suelo y las hamacas son de ipé, una madera tropical apta para exteriores. Tres antorchas de inox con pantalla blanca y dos palmeras crean un perfecto chill out.