A veces ocurre que nos encontramos o nos regalan algún mueble, que aunque no lo necesitemos, nos da pena tirarlo y nos lo quedamos por si en algún momento lo podemos reciclar y aprovechar, evitando así tener que gastar dinero en otro nuevo. También para las personas que viven de alquiler, están temporalmente en otras casas y no quieren invertir y comprar muebles nuevos, por lo que el reciclaje de muebles antiguos es una buena opción.
En el caso de las sillas ocurre una cosa curiosa, porque parece que tienen que ir siempre en pack, todas las sillas iguales para la misma mesa. ¿Y si queremos reutilizar una silla de aquí y otra de allá? ¿Por qué no? No hay ninguna regla escrita donde se diga que las sillas no puedan ser distintas, ¿verdad? Y si además las pintamos de distintos colores, enfatizaremos esa intención de querer que sean más diferentes todavía y le daremos a nuestras cocinas un toque de color, alegría y originalidad. ¡En la variedad está el gusto!
Este DIY es tan fácil como lijar bien las sillas, limpiarlas con un trapo para quitar algún posible resto y ¡empezar a pintar! Se recomienda al menos dar dos capas de pintura para que queden bien cubiertas. Se puede dibujar en ellas algún motivo floral o geométrico; pintarlas al completo, sólo el respaldo, las patas o una parte de las patas; ser discretos con tonos pastel o atrevidos con colores flúor... ¡Imaginación al poder!
* vía: pinterest