Los puentes térmicos son los puntos de la fachada en los que el calor se transmite con mayor facilidad, bien porque están construidos con un material más conductor, o bien porque están en contacto directo tanto con el aire exterior como con el interior de la vivienda. Por ejemplo, los perfiles de las ventanas de metal son puentes térmicos, ya que es un material conductor, de ahí que en invierno estén tan fríos.
De este modo, el principal problema que supone tener puentes térmicos en casa es que transmiten el calor hacia fuera de la casa, por lo que podemos perder entre un 5% y un 10% del calor a través de ellos, lo que supone una gran pérdida energética en calefacción. Por su parte, la diferencia de temperatura entre ellos y los elementos que les rodean puede tener como consecuencia la aparición de condensaciones, es decir, de humedades, con sus posibles consecuencias: moho, malos olores, alergias, daños estéticos y estructurales...
Con todo ello, ¿dónde puede haber puentes térmicos en casa?
1. Como hemos dicho anteriormente, los marcos de las ventanas de hierro y aluminio que no tengan rotura del puente térmico. Para detectarlo, tan solo tendremos que tocarlos cuando haga frío fuera.
2. Si los cristales de la ventana son muy finos, también colaboran a la formación de un puente térmico.
3. La zona del suelo próxima a la fachada si el canto de forjado atraviesa la misma. Esto se detecta fácilmente, pues cuando el canto sale hasta el exterior, quedan marcadas las líneas de cada piso.
4. El cajón de la persiana.
5. El hueco del muro para encajar los radiadores.
6. La unión entre un tabique de dentro y un muro de la fachada. En este caso, para detectarlo puede que tengamos que recurrir a la termografía.
7. Los pilares embebidos en un muro que da al exterior. Así, debemos saber que el hormigón y el acero son más conductores que el ladrillo.
Aquí podéis encontrar diferentes consejos para una vivienda eficiente...