Una casa de características inusuales, hipnóticas… Un amplio salón abierto a la cocina, un despacho y un baño en la planta baja, y los dormitorios y otro baño en la planta superior. Hasta aquí, una distribución corriente, podríamos decir… grandes ventanales de suelo a techo a través de los cuales la luz invade cada rincón, el juego de vigas que atraviesan cada estancia, la espectacular claraboya del salón principal, las vides que recorren las paredes de toda la vivienda, el jardín de rosas, laureles y hortensias… un efecto de invernadero, acogedor, e impresionante en el corazón de la ciudad de París. Una casa de artistas inundada de luz y poesía.
Efecto invernadero
En el salón, una restaurada escalera de caracol, sirve de acceso a la planta superior. El mobiliario y la decoración de aparente sencillez convive en armonía con la esencia mágica y primigenia de la casa, construida a mediados de 1800. Un auténtico refugio con una personalidad y encanto sin igual.
El dormitorio principal nos descubre un ambiente de ensueño. Sencillo y acogedor, la luz se escapa a través de un techo acristalado, cubierto por simples cañas de bambú que filtran los primeros rayos de sol. Un despertar de fantasía e ilusión, entre aromáticas vides y plantas florecientes.
Visto en: Casa Vogue
Photos by Andreas Meischsner via Casa Vogue
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