¿Es fácil ser padre? Cada uno tiene su propia respuesta que puede que sea la acertada, pero más vale no equivocarnos porque el castigo suele ser la soledad.
El bibliotecario.
El espejo retrovisor
Odio esta puerta con rejas negras del portal, hace frío en la calle, me voy a subir el cuello de la chaqueta, también me voy a sacar por fuera los bolsillos del pantalón, a partir de ahora siempre iré con los bolsillos por fuera, nuca más volveré metérmelos por dentro de los pantalones, es una pena porque le tengo cariño a este traje de Armani de rayas diplomáticas, no me lo puedo creer, aún no lo puedo creer, no me ha podido pasar a mí, a mí no, cómo me han podido decir los dos lo que me han dicho, soy su padre, esta calle siempre se encuentra vacía, seguro que es por la corriente de frío que siempre ha existido en estos bloques de pisos, el cuello de la chaqueta no me abriga lo suficiente, me duelen las piernas del frío, no sé por qué, los pantalones de este traje son de buena tela inglesa, nunca visto otra, le traía un buen regalo, el que Pedro quería, aún no sé por que me ha dicho que ya no quiere volver a estar conmigo los fines de semana, seguro que lo ha hecho porque Carmen también me lo ha dicho, siempre hace lo que su hermana hace, seguro que su madre ha tenido algo que ver en todo esto, tengo que volver deprisa a Soto, he dejado el chalet sin arreglar y esta tarde viene Laura, siempre viene a verme con su hija, odio a su hija, no he hecho las camas ni he recogido la ropa ni he puesto el lavavajillas tengo que abrir sin falta las ventanas de las dos plantas, es cierto que siempre hace lo que hace su hermana y ya sé que acaba de cumplir doce años, su hermana ya tiene catorce, pueden hacer lo que han hecho, pero yo soy su padre, ya son las once de la mañana, no voy a tener tiempo suficiente para todo lo que tengo que hacer en el chalet, puede que Laura quiera ayudarme cuando llegue, su hija mientras puede jugar en los columpios del jardín, me duele la nariz por las gafas y por este frío horrible, puede que Pedro y Carmen sólo hayan querido jugar conmigo, que me hayan querido gastar una broma, no puede ser posible que no quieran venir más conmigo los fines de semana, qué haré de cena que le pueda gustar a Laura, volveré a llamar al chino, también la llamaré a ella para que traiga una película de video que me gusté a mí, no soporto su cinemanía, qué haré ahora que Pedro y Carmen ya no querrán pasar más tiempo conmigo, debo de terminar los planos del nuevo edificio de Tenerife, mi jefe me ha propuesto un extra si los entrego antes del lunes, ese dinero me vendrá muy bien, como siempre, el próximo fin de semana llevaré a Pedro y Carmen al Parque Corredor, les encanta ir allí vuelven con las manos llenas, este frío es casi insoportable, tengo que llegar pronto al coche, no le queda mal al traje los bolsillos por fuera, puede que sea así como tenga que llevarlos a partir de ahora, la verdad es que nunca han llevado nada dentro, recuerdo que en el Parque Corredor hay una juguetería que tienen un coche teledirigido cuatro por cuatro, Pedro me dijo que le gustaba y que lo quería, se lo compraré, y a Carmen el nuevo disco de ese chico que ganó Operación Triunfo, o fue una chica, ya se lo preguntaré a Carmen, o mejor que ella elija el que quiera, todas las veces que voy con ellos a ese sitio me canso bastante, solamente andamos y vemos tiendas, también nos acercamos a la bolera, pero lo único que hacemos es andar y andar, tengo cuarenta y un años y ahora me dicen que no quieren estar más conmigo y ahora qué hago yo si ya no quieren venir más a Soto los fines de semana, tengo que contárselo a mi vecina para que no se sorprenda, ya encontraré una manera sencilla y discreta para explicárselo, como odio el perro de peluche de la hija de Laura, adiós papá, eso es lo que me ha dicho Carmen, adiós papá pero hasta cuándo, recuerdo que Pedro se tocaba los ojos cuándo me iba pero no me dio un beso, puede que sólo le picaran los ojos, seguro que terminaré acostumbrándome a llevar los bolsillos del pantalón por fuera, ahora se levanta viento, tengo que peinarme, pero no puedo, mi pelo es demasiado liso aunque me gusta su color rubio, le pediré a Laura que traiga la película Oficial y Caballero, le recordaré que nunca he cerrado la puerta de mi chalet para ella, se lo diré mientras su hija juega en los columpios, qué será de Pedro y Carmen sin mí, la verdad es que ya son mayorcitos y nunca les ha ocurrido nada, que los siga cuidando su madre, tengo que llegar enseguida al chalet, Laura llegará a comprenderme cuando hable con ella esta noche, su hija ya veremos, cuanto echo de menos el calor de mi chalet, pobres Pedro y Carmen, ya me llamarán seguro que me llamarán, ahí está mi BMW, me gusta tanto encontrarme dentro de él, su tapicería de cuero blanco y el volante de madera, seguro que terminaré acostumbrándome a los bolsillos por fuera del pantalón, el retrovisor es pequeño pero me gusta la sonrisa que veo en él.
la historia
Muñeca rota
La entrada El espejo retrovisor aparece primero en La mansión de las ideas.