Vannessa y Howell, los propietarios buscaban una casa en Marrakech donde descansar cuando encontraron este riad casi en ruinas de cuya atmósfera se enamoraron al instante. El flechazo fue tal que, enseguida se dieron cuenta de que aquel edificio iba a ser mucho más que su casa de vacaciones, y se pusieron manos a la obra.
Dos años de trabajo se invirtieron para darle un nuevo aire al edificio, utilizando técnicas de construcción tradicionales para conseguir una imagen contemporánea en la que se recorren todos los colores del arcoiris tanto en las paredes, como en los baños, las alfombras, los cabeceros de las camas o los muebles. Éstos últimos, son el restultado de una acertada combinación de muebles retro comprados en mercadillos locales con otras piezas más exclusivas hechas a medida para el hotel.
En sus inicios El Fenn contaba con 6 habitaciones, pero gracias a la compra de casas y riads vecinos el complejo se ha podido ampliar (hasta las 28 habitaciones), dando lugar a un mágico entramado de patios, jardines, piscinas interiores, y rincones donde sentarse a desconectar. Un auténtico sueño de las mil y una noches...
fuente: El Fenn
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