La Navidad siempre me ha gustando, aunque creo que desde que estoy con el Barbudo la disfruto el doble o el triple. Así que desde hace unos años nos dedicamos muchísimo más a preparar la casa para la llegada de las fiestas y yo, que soy muuuuy poco cocinillas, me animo a hacer galletas de jengibre y canela. Otros años me he dedicado a hacer la masa, pero desde que descubrí que en IKEA la venden hecha y además está riquísima... ni me lo pienso! Y si no recuerdo mal... no llega ni a 3€.
Ya veis en las fotos que el procedimiento es exactamente el mismo que si hubiera hecho yo la masa. Es importante, antes de empezar, amasarla muy bien porque al tenerla en la nevera se queda algo dura y con el calor de las manos se queda mucho más blanda y uniforme. Perfecta para que no se os rompa al pasar el rodillo. Recordar que antes de pasarle el rodillo hay que echar un poquito de harina en la superficie dónde vais a trabajar la masa. El procedimiento es muy sencillo, simplemente se trata de amasarla y dejarla bien fina para poder cortarla con los cortadores de galleta. Una vez las tengáis todas cortadas, hay que meterlas en el horno a 180º unos 6 minutos. Pasado este tiempo hay que dejarlas enfriar y si os gusta mucho el dulce, las podéis espolvorear con azúcar glasé.
¡ Y ya las tenemos listas para devorar!
No es por nada... pero ayer llevé una cajita llena a casa de mis suegros y a mi suegro, (que cuándo lea esto estará encantado de que hable de él) me dijo que estaban buenísimas. Eso sí, lo que no sabía es que la masa no la había hecho yo jajaja
¡FELIZ SEMANA!