El primer aspecto, es entender la obra que tenemos en manos y saber porque te identificas con ella. ¿Es una fotografía, un bodegón, una obra abstracta? ¿Qué es lo que trasmite?
Conocer nuestra obra, nos ayudará a encontrar el mejor lugar para exponerla en nuestra vivienda. Esto no quiere decir que un bodegón tiene que estar colgado necesariamente en el comedor o que una obra abstracta sólo puede estar a lado de obras de mismo estilo, pero sí que lo ideal es que la elección de nuestras obras aporten valor a nuestra decoración y estén en consonancia con lo que se quiera transmitir en cada espacio de la vivienda.
Por otro lado, hay que entender que el marco es el complemento de la obra de arte. Si es el adecuado, realzará su contenido. Si no es así, puede llegar a desvirtuarla ó hacerla perder importancia. El gran desafío es lograr que el marco resalte la obra sin que destaque por encima de la misma y al mismo tiempo que no desentone con la decoración de la casa.
Por ejemplo, en una decoración clásica con una mesa antigua ó sillones de estilo, te quedará genial un marco artesano dorado, pero si tu decoración es minimalista, utilizar un marco de estas características sobrecargará demasiado el ambiente. Lo mismo ocurre con los cuadros: las pinturas figurativas (retratos, bodegones …) suelen quedar mejor con un marco más clásico, mientras que el arte contemporáneo combina mejor con marcos de líneas rectas y tonos de colores neutros.
Para obras o casas poco luminosas, apuesta por marcos que aporten luz, como los de color, blanco, dorado o plateado.
Hay que tener en cuenta que los marcos más antiguos le dan un toque formal, elegante y sofisticado a cualquier cuadro, mientras que los más modernos y coloridos aportarán un toque alegre e informal. Los marcos plateados quedan muy bien en cualquier estilo decorativo.
Un buen truco para resaltar una obra es la regla del contraste de tamaños, color y textura. Por ejemplo, a un cuadro pequeño le podemos poner un marco muy grande acompañado del recurso de passe-partout. El efecto que lograremos es que el cuadro parezca aún más pequeño y el marco más grande. De este modo, nuestro ojo se fijará en el cuadro ó en el marco, pero no en ambas cosas a la vez, evitando así una confusión y que tanto el cuadro como el marco pasen inadvertidos.
¿Te has fijado en los colores de tu cuadro? Si predominan los colores pálidos, debemos elegir marcos de colores llamativos y viceversa; si en el cuadro predominan los colores neutros, como el gris, el blanco y el negro, mejor que alrededor haya muebles y accesorios con un color que le pueda venir bien a juego.
Las fotografías quedan genial con marcos sencillos de madera o metal. Las fotos ya de por si son muy llamativas y brillantes. La idea es no poner un marco que sobrecargue la obra.
El passe-partout permite que la obra respire y potencia su expresividad. Es ideal para acuarelas, pastel, dibujos y serigrafías. Hay una infinidad de colores a elegir, busca el que tenga más armonía con la obra. Ten en cuenta que sí optamos por passe-partout de colores claros, traeremos la imagen a un primer plano. Al contrario, los colores oscuros crean un efecto de profundidad.
No olvides que, con pequeños detalles aplicados en la decoración de nuestros ambientes, estamos definiendo el estilo y la personalidad de todos aquellos que habitamos la casa y, los marcos de nuestros cuadros forman una parte importante de ellos.
Referencia fotográfica: verynicethings, dintelo, paperblog,theartmaniac, pinterest