Imagino que no necesitas que te presente a Jaime Hayón, un tipo divertido – siempre con zapatos de colores – que nada entre el arte y el diseño industrial y que en apenas 20 años ha conseguido ser el pastel al que todos (firmas, museos y cualquiera que sepa de diseño) quieren hincar el diente. Es lo que se conoce como la gallina de los huevos de oro. O el conejo. O el pollo … o el personaje que haya decidido ser ese día, porque a imaginación no le gana nadie. Y a teatralidad tampoco.
Ni él lo sabe, ni quiere saberlo. Nada de categorías (aunque como los humanos queremos categorizarlo todo, le hemos incluido en la categoria “Jaime Hayón“). Lo que sí sabe es que se divierte creando, provocando, pintando compulsivamente en su libreta de papel japonés todo lo que tiene en la cabeza – y es mucho!!. Solo produce el 10% de lo que imagina. Y ya ha imaginado lo suficiente como para llenar 100 libretitas de esas. Tanto que cuando le hacen un encargo, solo tiene que modificar alguno de los cientos de diseños que ya ha esbozado.
Su vena artística le lleva a desafiar los límites que le imponen las firmas que le contratan. El mismo Jaime Hayón dijo en una entrevista con AD que nunca ha tenido que llamar a una empresa para trabajar y que si le pedían un color, daba otro. Rebelde con causa, pero sin estrategia. Hace lo que hace porque le sale del corazón, porque está en su ADN. Así actualizó empresas como Lladró*, cuyas figuritas de abuela pasaron a ser las más irreverentes del mercado. Así me conquistó, con la lámpara Josephine. Una lámpara que recuerda épocas barrocas y clásicas y que sin embargo encaja en los ambientes más minimalistas.
*Lástima que esa revolución no haya sido suficiente para salvar a Lladró, pues acaban de vender el 100% de sus acciones (todo por líos tipo-Falcon-Crest)
Tan versátil como para que un día sea calificado de barroco por la extravagancia y ostentosidad de sus detalles y sin embargo otro, acabe trabajando para grandes firmas del diseño nórdico como Fritz Hansen y &Tradition. Solo Jaime Hayón es capaz de mezclar disciplinas, escenarios, estilos, traspasar épocas y aún así seguir siendo él mismo.
Curvas y color. Todo muy orgánico y un tanto onírico – sobre todo en cerámica. Los diseños de Hayón no están al alcance de cualquiera, pues le gusta que sus piezas sean artesanales, de materiales nobles y naturales y eso, eso no sale barato. Pero la clave de todo es que derrocha humor, ironía y provocación, lo cual hace que adores sus creaciones – o las detestes.
05 | Un hayón democrático
Puede que influenciado por la campaña que HM desarrolla desde hace unos años con diseñadores de renombre, Hayón también hizo su primera incursión en el mundo del plástico creando una silla al asequible precio de 150 euros la pieza. Es de Magis y es preciosa!. Y parece que le cogió gusto, porque por la misma época diseñó la lámpara Formakami que has visto arriba para &Tradition y que no supera los 200 euros.
Además, ahora puedes tocar sin freno todos sus diseños en el Hotel Barceló Torre de Madrid, su primer trabajo de interiorismo integral. O si eres paciente, y esperas a que Taschen edite todos sus cuadernos, eso también estará al alcance de tu bolsillo.
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