Se trata de una vivienda colonial de 1929 con 500 metros, de lineas puras y sencillas, sin estridencias y con muchos materiales naturales. Rodeada por un bosque la casa no desentona en absoluto, tanto su alrededor como ella misma rebosan calma y paz. Alucinante es su entorno, su contrucción exterior, su unión con el medio ambiente, el predominio del blanco y los materiales naturales, sus vigas de madera y su secilla pero bien seleccionada decoración.
El salón comparte espacio con el comedor su elegancia es todo un ejemplo de como vivir con lo necesario, cero estridencias, pero de una forma muy sofisticada. La casa tiene una conexión atraves del blanco pero tambien el hierro y los elementos de madera rustica inundan cada estancia dando coexión a todos los espacios. La cocina alberga el contraste de la encimera negra: rotunda e impactante. El dormitorio un oasis de paz, perfecto para el descanso y la desconexion (especial atención al cabecero con funda lavable). Mi rincón preferido: ¡¡¡el espectacular porche con vistas al mar!!!
Fotos AD
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