Ser capaces de organizar las rutinas y tareas en función de nuestro reloj biológico, adaptándolas a los limites horarios que la vida nos pone, nos conduce a una forma de entender el presente más acorde con nuestro cuerpo.
Para mí no es lo mismo levantarme cuando aún es de noche que hacerlo cuando ha empezado a salir el sol, puede haber 15 ó 20 minutos de diferencia pero son cruciales en cómo comienzo la jornada. Por eso soy tan crítica con el cambio de hora.
Otra de las cosas que estoy aplicando es comer antes de las 2, y una comida no demasiado pesada, dar un paseo después y un pequeño rato de descanso, optimizan mi mente y mi cuerpo para el trabajo más activo a partir de las 3 de la tarde.
La cena antes de las 8 me permite acostarme a partir de las 10 con la digestión hecha, apagar las pantallas y leer un rato.
Siento que aprovecho mucho más el día y optimizo mis recursos, minimizo el cansancio y también el mal humor que solía tener a última hora de la tarde-noche, con la sensación de no tener tiempo para nada a pesar de ir corriendo a todo.
La ayuda para la planificación del tiempo y la organización de rutinas se ha convertido en servicio cada vez más demandado, en este enlace podéis acceder a mis sesiones de skipe, y en este video veréis cuál es el sistema de 3 pasos que utilizo.
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