Mirad… yo esta ola de calor saharaui, o sencillamente este calor veraniego, esta haciendo que lleve mas de 2 días sin pegar ojo. Y es que por mucho que me empeñe en que entre fresco, que ventile las ultimas horas del día, o refresque el jardín para que se meta airecillo en casa, necesito un respiro y encontrar un rincón como este. Papel de flores en el dormitorio, una sabanita con la que cubrirnos, o un toque de cojines con el que hacer mucho mas confortable la cama. Esta forma, este rincón, me podría parecer perfecto para descarnar un día al menos.
Y es que cuando arrastramos sueño, agotamiento, ritmos frenéticos o un sin fin de tareas por hacer, nos damos cuenta que cualquier rincón, por grande o pequeño que sea, pero que transmita confort, resguardo y calidez (pero sensorial decorativa) puede ser perfecto para parar.
Y esta casa destila eso. Sensibilidad decorativa y ecléctica donde las mezclas se hacen ver en las combinaciones variadas de acabados, pero con una clara linea vintage.
Un espacio donde podemos ver las imperfecciones, o donde esas piezas que se muestran a medio hacer… le aportan mucha personalidad a la decoración, pero que se dejan ver con elementos delicados y sencillos que le aportan feminidad al entorno.
Así que ademas de gustarme este dormitorio, de transportarme a la casa del pueblo, con su esencia y su fresco, me encanta la forma en la que descubrimos que hasta los cables, esos que nunca salen… están ahí. Volviendo el interior, natural, real y vivido.
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