La ropa de casa es otra cosa para la que no solemos guardar espacio en nuestro armario, y a lo mejor no nos cabe en el resto de espacios de almacenaje de la vivienda, por lo que su almacenaje se convierte en un problema.
Total, que necesitamos espacio, espacio y más espacio. ¿De dónde lo sacas si tu dormitorio no es precisamente una suite del Hilton? Prueba con algunos de estos consejos:
1. Utiliza el espacio de debajo de la cama.
No, no te estoy diciendo que guardes ahí cajas, es incómodo y difícil de limpiar. Me refiero a los canapés-arcón. Tienen tapas abatibles, que cierran perfectamente, son muy fáciles de abrir y consiguen un espacio útil de hasta ¡1m3! Que aunque no te lo parezca, es una barbaridad.
2. Usa como mesillas muebles más grandes.
Es posible que tengas espacio a los lados de la cama, y las mesillas queden bastante holgadas. Aprovecha y sustituye una de ellas (o las dos) por un mueble con más capacidad, como una cómoda, un chiffonier (que es una cajonera alta y estrecha) o incluso un secreter, si son los papeles lo que no sabes dónde meter.
3. Siguiendo la misma idea, pon unas librerías.
Si, como yo, eres un lector empedernido y te salen los libros hasta por las orejas, necesitas más librerías. Y qué mejor sitio que al lado de la cama, para guardar todos esos libros maravillosos que te dejan despierto hasta las tantas…
Tampoco hay que subestimar el almacenamiento en vertical. Las paredes son un lugar perfecto para poner una librería, sin ocupar espacio en planta.
4. Almacenaje a medida.
Realmente los lados de la cama dan para mucho. Incluso la parte superior de la cama está normalmente desaprovechada. Hazte unos armarios a medida y multiplica el espacio para tu ropa. Si su acabado es el mismo que el de la pared, preferiblemente en un tono claro, no resultarán pesados.
5. El cabecero no solo sirve para apoyar la cabeza.
Y hablando de libros, éstos así como muchas otras cosas pueden encontrar su lugar en el cabecero de la cama. Si tu dormitorio es más largo que ancho, puedes disponer de entre 15-20cm. para hacer un cabecero de cartón-yeso (Pladur) o de DM lacado, en el que apoyar objetos y cuadros.
También es posible hacerle unas hornacinas que sustituyan a las mesillas si realmente vamos fatal de espacio a lo ancho o, simplemente, queremos tener un dormitorio práctico y despejado.
6. Un escritorio como mesilla.
Ya sabemos que no es lo ideal trabajar en el dormitorio, pero si no hay manera de encontrar sitio para un pequeño escritorio donde ordenar los papeles o trabajar con tu portátil, usar uno como mesilla de noche puede ser la solución.
No hace falta que sea muy grande, y te servirá al mismo tiempo para dejar el libro y la lamparita de noche.
7. No tires el baúl de la abuela.
Para guardar cosas grandes que no utlilices mucho, o incluso para la ropa de cama, nada como un arcón o baúl bien profundo. O varios, de diferentes tamaños para cosas que no te caben en los armarios: sombreros, bolsos…
Puedes ponerlos al lado de la cama y usarlos como mesilla, o en un rincón, con unos cuadros detrás, creando un bodegón.
8. Piensa distinto.
A veces, simplemente con situar los muebles de forma diferente ganas un espacio que no sabías que tenías. ¿Quién ha dicho que el mueble que hace de mesilla tiene que estar perpendicular a la cama? Poniéndolo en paralelo, quizá tengas más espacio, lo que te permitirá poner un mueble más grande. Y si te queda un poco lejos, añade un pequeño auxiliar para dejar lo que quieras tener más a mano.
9. Aprovecha bien todo el espacio.
Si tienes sitio a los pies de la cama o en una pared lateral, como te decía antes: no pongas un mueble pequeño si te cabe uno más grande. Sin agobiar, eso sí.
¿Qué tal un aparador? ¿Te imaginas todo lo que te cabría en él?
Ya ves cuántas posibilidades de almacenaje tienes a tu alcance. Me encantará que me cuentes si se te ocurre alguna más. Te espero en los comentarios.
Fuente: Pinterest