Adoro la estética inglesa, especialmente en las casas. Ese estilo cottage, con colores apastelados y frisos en las cocinas. En una casa inglesa es muy difícil encontrar algo a juego, todo lo que contienen es diferente, y es que lo único que comparten entre ellas son sus diferencias.
Me encanta que muchas de ellas no tengan cortinas y que cuando vas a pesar puedas husmear la vida que hay dentro de ellas.
Todo es diferente y especial a su manera, incluso las cosas descuidadas también son bonitas. Sus jardines salvajes, las botas de agua de los niños a las entradas, los marcos de las ventanas desconchados por la humedad...
Pero si hay algo que me tiene fascinada son sus puertas. Las puertas inglesas no son como las puertas españolas. Las puertas inglesas son preciosas, de distintos colores, incluso moradas y rojas, no como las puertas españolas que la mayoría comparten ese color madera-pino. Todas contienen pequeñas ventanas, algunas vidrieras y la mayoría un buzón dorado en el centro.