Fue el color del año Pantone 2017 y sigue causando furor en proyectos de interiorismo y en el mundo de la decoración. Normal si tenemos en cuenta sus infinitas posibilidades estéticas. Renovar el estilo de casa con tonos verdes nos abre la puerta a estancias frescas y relajadas. Pero también nos da pie a tener pequeñas dosis de elegancia y lujo. Imposible no dejarse seducir por él.
En las paredes, en los muebles y carpinterías de nuestras habitaciones. Y por supuesto en toda clase de complementos textiles. Un desfile de tonos verdes bien escogidos bastan para estrenar nuevo look decorativo, creando ambientes renovados y llenos de sensualidad. La clave pasa por combinarlos con acierto, saber dosificarlos y escoger esos materiales y acabados que son sus mejores compañeros.
Tonos verdes que son pura vida
Con el verano a punto de irrumpir en nuestras vidas, seguro que ya hemos pensado en unos tonos verdes muy concretos. Aquellos que transmiten grandes dosis de frescor. Nos apetece que invadan los espacios interiores con libertad, puede que en el recibidor, en nuestro dormitorio o desplegando toda su fuerza cromática en el salón. Si algo caracteriza a este color es su riquísima gama de tonalidades, de manera que estamos de suerte.
Empecemos a detallar qué tonos verdes son los más adecuados para crear espacios frescos y muy modernos. Menta, musgo, salvia, lima y pistacho conforman la paleta cromática por excelencia para empezar a realizar estas metamorfosis en nuestros ambientes. Como tienen mucha fuerza visual, mejor introducirlos con moderación en las estancias y rodearlos de otros colores neutros. Hay muchos elementos y superficies donde poder aplicar estos tonos verdes con éxito. En una pared amplia y con altura, sobre las molduras de un techo, en la carpintería de un balcón. O en las sillas de la cocina.
Lujo en pequeñas dosis
Ahora bien, ya hemos dicho que la gama de los tonos verdes llega casi al infinito y este hecho permite crear otros efectos decorativos y sensaciones en casa. En concreto son una herramienta muy valiosa para añadir elegancia de una forma general al conjunto de las habitaciones. O para conseguir que algunos rincones y espacios muy visibles de nuestra vivienda adquieran un punto de lujo. ¿A que suena bien? En concreto, el color esmeralda es uno de los más usados dentro de esta familia de tonos verdes. Pero hay más, y entre ellos destaca el turquesa, intenso y cautivador. Con cualquiera acertaremos de pleno si buscamos elegancia y carácter para nuestras estancias.
Son colores cien por cien sugerentes y podemos hacer que se vuelvan más sofisticados o más juveniles según su entorno decorativo. Para que cobren una pátina de glamour, nada como rodearlos de accesorios y elementos acabados en oro y latón. Lámparas de techo, apliques y espejos con molduras envejecidas pueden funcionar perfectamente. Otra opción es usarlos como telón de fondo para realzar piezas en negro lacado o en maderas oscuras. Un contraste lleno de fuerza para el recibidor.
Combinaciones atrevidas: éxito total
¿Y qué pasa cuando nos dejamos seducir por el encanto de estos tonos verdes y decidimos mezclar más de dos en una misma habitación? ¿Es un desastre decorativo o el resultado será maravilloso? Como punto de partida mezclar dos o tres tonalidades puede ser una combinación perfecta, capaz de proporcionar una gran armonía a la estancia. O hacer que se convierta en un espacio singular. Es cuestión de escoger los que funcionan bien entre sí, como los colores hierba, salvia y mostaza. Son un trío ganador, sobre todo si se acompañan del blanco como hilo conductor. Éste rebajará la intensidad cromática y dará unidad si lo reservamos para las cortinas y los muebles principales. Otra factor que juega a favor de estas combinaciones es el hecho de contar con una gran luminosidad en las estancias. Cuando esto ocurre la armonía es máxima.
Estos tonos verdes también puede colarse en espacios poco habituales para ellos dentro de la vivienda. Me refiero a cuartos de baño y aseos donde quizá buscamos un golpe de frescor divertido y muy de moda, inspirándonos en el verano. En este caso no hay que pensar en pinturas ni en complementos textiles o mobiliario. Son los papeles pintados los que podrán hacer cumplir nuestro objetivo dando paso a looks exuberantes o con un aire más delicado. Si queremos apostar por las últimas tendencias, tendremos que elegir entre papeles inspirados en la selva, estampados tropicales y diseños con palmeras que son una exótica mezcla de culturas.
Cómo elegir los muebles amigos
Decorar con estos tonos verdes sí, pero usándolos según el color y materiales de nuestros muebles. Es una consigna imprescindible para que nuestro proyecto decorativo sea el esperado. Es más que probable que cuentes con muebles blancos, en la cocina, en tu comedor de diario, e incluso que hayas ambientado tu dormitorio con algún que otro elemento así. Su claridad es la base ideal para introducir golpes turquesas y esmeraldas. Quedarán genial sobre textiles, o empleados en pequeños detalles ornamentales.
Si hay otro tipo de mobiliario que se lleva de maravilla con los tonos verdes son los muebles de madera natural clara. Su unión es casi perfecta porque están ligados a la naturaleza y recrean como nadie las atmósferas campestres. Aparadores, mesas de comedor y sillas son sus compañeros infalibles. Ahora bien, puede que seamos más de muebles oscuros, como el nogal y la caoba, tan de moda. Si es así, pensemos mejor en colores matizados, capaces de embellecer con más discreción. El verde agua es un gran candidato para crear una buena sintonía. Como verás te esperan muchas mezclas cromáticas este verano.
Puedes leer la entrada original y completa en de la revista online Decoración 2.0.