Llámame loca pero en estos días en los que todo el mundo quiere un plato de ducha en su baño voy yo y cambio el mío por una bañera!
No olvido lo práctico que es el plato de ducha, ni tampoco las prisas con las que vamos cada día desde primera hora de la mañana, sin embargo, soy de esas personas que cree que tener una bañera es un lujo. Recuerdo mi anterior piso de alquiler, era antiguo pero tenía una bañera que lo hacía perfecto. Y es que disfrutar de un baño relajante siempre que te apetezca me parece una de esas pequeñas grandes cosas de las que todos podemos disfrutar, igual a ti no te importa demasiado, pero para mi es sencillamente genial!. Tampoco es una cosa que podamos hacer cada día (se gasta mucho más agua y recursos) pero de vez en cuando nos lo merecemos.
Con dos baños en casa, nos pusimos manos a la obra (nunca mejor dicho) para instalar una bañera en uno de ellos. Intentando hacer la menos obra posible -lo primero- y tratando de gastar lo menos posible, intentamos reutilizar y reubicar las piezas y muebles que teníamos en el baño (salvo el plato que sustituímos por la bañera),
Tuvimos que cambiar de pared el lavabo, en dicha pared quedaban las tomas de agua y varios agujeros a la vista. Para solucionar esto y partiendo de que no queríamos hacer mucho destrozo decidimos colocar un papel para tapar esos agujeros. Aplicamos el producto directamente encima del revestimiento cerámico y listo! Elegimos un papel especial para baños en negro con dibujos en rojo y blanco porque aunque el baño es pequeño tiene muy buena iluminación.
Los muebles tenían un cristal en color azul que no nos encajaba con el papel que colocamos, así que recortamos una tira del mismo y la pegamos al cristal de cada módulo.
Y aquí estoy más feliz que una perdiz con mi bañera. Y tu, eres más de bañera o de plato de ducha?
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