Dicen que a los siete años las células del cuerpo se han renovado totalmente.
Físicamente, entonces, seríamos distintos.
Las vivencias acontecidas durante esos años también nos habrían hecho
cambiar. Somos iguales pero diferentes.
En marzo de este año mi blog cumplió seis años y seguramente durante ese
tiempo mi cuerpo y mi concepción vital fueron cambiando gradualmente, de
modo que un día me levanté con la convicción de que muchas de las cosas
que habían llenado mi vida durante ese periodo ya no me hacían sentir bien,
al menos no de la misma manera.
Entre ellas el blog o, mejor dicho, las obligaciones que me había autoimpuesto
hacia el mismo: postear regularmente, estar continuamente pendiente de las
redes sociales, intentar corresponder a comentarios y visitas...
La cuestión venía coleando desde hacía tiempo pero, de alguna manera, me
daba pena y/o miedo plantearme ciertos cambios, no sólo en cuanto al blog
sino en mi vida en general.
Imagino que la muerte de mi padre supuso también un punto de inflexión que
me hizo replantearme muchísimas cosas...
Realmente necesitaba parar totalmente, hacer algunos ajustes y muchos
cambios, reaprender a vivir y empezar a dar prioridad a lo más importante,
a mí misma.
Siempre había antepuesto lo correcto, lo que supuestamente está bien, a los
demás, lo establecido y me tenía bastante abandonada. Intuía que me agotaría
antes o después, que me quedaría sin energías para mí y para los demás.
Y eso es lo que he estado haciendo durante este tiempo, recargando energía.
Aprendiendo a llenar mi batería vital para poder responder a mis necesidades
y atender las de los demás cuando fuese realmente importante.
Reajustando mi concepción de bondad, solidaridad, efectividad, prioridad, resistencia...
He aprendido a dejarme llevar, intentar que todo surja de una manera natural,
sin forzarme, regalándome ese tiempo que pocas veces en mi vida me había
permitido.
Ahora las únicas "imposiciones" que sigo son meditación, terapia y
auténtica vida lenta, porque las necesito, porque me hacen sentir bien y
ser mejor persona conmigo misma y con los demás (en este orden)
Y aunque nunca he sido demasiado crédula de lo esotérico, me he vuelto más
abierta a cualquier técnica, rutina o creencia que me haga sentir bien.
Por ejemplo, siempre he dudado que piedras y cristales puedan sanar,
emitir una energía tal que nos afecte positivamente. Sin embargo ahora
me he hecho con algunas, simplemente porque son bellas, fresquitas y
de tacto agradable.
Salvo el cuarzo rosa, desconozco el nombre y las supuestas propiedades
de las otras piedras, pero tocarlas me relaja y disfruto observando sus
transparencias, colores y reflejos.
Durante este parón virtual he recibido muchísimos mensajes
(¡¡¡GRACIAS DE CORAZÓN!!!) en comentarios, por mail, en instagram...
preguntando por mi ausencia y animándome a volver. Cada uno de ellos
ha sido un chute de motivación, lo que unido al gusanillo creativo, me ha
hecho dar por finalizado este periodo de descanso y desconexión.
No sé dónde leí, "si no estoy creando activamente algo, entonces
probablemente estoy destruyendo algo". No puedo estar más de acuerdo:
las personas creativas necesitamos de ello para sentirnos completos y plenos.
Así pues estoy de vuelta, ¡os echaba tanto de menos!!!!