El blanco es protagonista casi indiscutible, sólo algunos grises y la carta en negro hacen contraste. Espejos barrocos pintados de blanco y gris, y lámparas de pared y colgantes con un estilo clásico, de hierro forjado y cristales. En la mesa farolillos, de los que me gustan, para decorar y aclimatar un poco más el ambiente. Los cuadros expuestos en el restaurante están a la venta, algunos son muy interesantes.
Los platos decorados con mucho mimo fueron lo mejor sin duda. La calidad de los ingredientes y del resultado final fue lo mejor de la cena, estaba todo riquísimo.
Los platos decorados con mucho mimo fueron lo mejor sin duda. La calidad de los ingredientes y del resultado final fue lo mejor de la cena, estaba todo riquísimo.
De primero pedimos ensalada de calamarcets y coca de escalibada. Grata sorpresa con los calamares, y aunque eran muy pequeños tenían un sabor buenísimo. La coca, acompañada también de calamares, resultó ser una de las mejores cocas de escalibada que he probado nunca. Recomendada 100%.
Para Enric fue el entrecot con salsa de café de Paris y para mí la sepia con verduras.
El postre, un buenísimo coulant con helado de vainilla y canela a compartir. Estabamos llenos!
Y para acabar la noche estuvimos de copas por la calle Joaquim Costa, que aunque el ambiente es bastante guiri tiene locales muy divertidos y curiosos, como el Bar Piscis o el Bar Negroni.
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Resultó un poco chocante la poca profesionalidad de algunos camareros. El local da la sensación de un sitio casi de lujo, y el estar de los camareros rompe con ese toque. Lo mejor sin duda fue la relación calidad/precio. Muy buena comida a un muy buen precio.
Restaurante Foz
C/ Diputación, 174
Besos, Marta