De líneas simples y materiales sencillos, a medio camino entre la mecedora y el columpio, válida para interior o exterior... nuestra protagonista de hoy es la Rocking Swing, una silla que promete diversión intergeneracional ;)
Dice Tobias Nickerl, su creador con la colaboración de Clara Rivière, que, si nos paramos a pensar, casi seguro que la mayoría de nosotros asociaría columpio con niños y mecedora con abuelos, y de ahí surgió su idea de mezclar ambos conceptos en una pieza de diseño industrial. ¿Por qué no crear un asiento que fuese ambas cosas a la vez y que, de esa forma pudiera ser utilizado por cualquier miembro de la familia?
La Rocking Swing es un híbrido que toma detalles del diseño de ambos objetos, combinándolos sutilmente de forma que los reduce a lo esencial. Su diseño minimal de líneas limpias, deja claras las funciones de sus diferentes partes: el asiento fabricado en cuero está pensado para permitir el movimiento de balanceo y, para ello, está colgado con cuerdas de la estructura principal metálica que, a su vez, está diseñada para que sus palas inferiores permitan mecerse sobre ellas. El resultado es una silla pensada para generar un doble movimiento de oscilación coordinado que hace que quien se siente en ella pueda mecerse y balancearse al mismo tiempo.
Como suele ocurrir en este tipo de piezas, nada en la concepción de las silla Rocking Swing se ha dejado al azar. Cada elemento utilizado tiene una función clara y se combina de una manera minimalista, evitando el uso de tornillos u otros enganches externos. No es casualidad tampoco que al elegir los materiales se haya apostado por un trozo de cuero natural para el asiento - como si fuera un columpio improvisado -; o que las cuerdas que lo sujetan a la estructura sean de color naranja - como las que suelen sujetar los columpios de los niños -; ni tampoco que se haya elegido el verde mint que tan bien contrasta con ambos colores para pintar la estructura.
Imágenes @ Véronique Huyghe para @ TobiasNickerl.com
Pensada para su uso tanto interior como exterior, por sus colores, por su sencillez y por esa idea tan lúdica de diversión intergeneracional, la Rocking Swing sería sin duda ese asiento por el que abuelos y nietos repartirían turno en las reuniones familiares de este verano, ¿no os parece?
¿Pondrías una Rocking Swing en vuestro salón o más bien os la llevarías a la terraza?
Yo ya me estoy imaginando la cola en mi casa para utilizarla...
¡¡FELIZ MARTES!!