Una serendipia es un descubrimiento, un hallazgo inesperado que se
produce cuando se está buscando otra cosa distinta.
También se utiliza para aludir a una casualidad, una coincidencia.
Y un hallazgo inesperado fue encontrar esta casa abandonada cuando
la primavera pasada, buscando una zona deportiva en los alrededores
de Ciudad Real, nos topamos con ella al salir de una curva.
Como íbamos en mi coche paré y ya no hubo padel con
los pequeños esa mañana.
El misterio de la casa abandonada nos envolvió a todos y nos
dispusimos a descubrirla.
Lo abandonado tiene un encanto especial, nos hace evocar tiempos y
vidas pasadas. A imaginar quiénes vivieron allí, cómo vivieron, cuándo...
Se trata de una casa señorial, imagino que de un
funcionario, un ingeniero de caminos, puesto que está enclavada
en las orillas del río Guadiana y tiene muchas dependencias
secundarias anejas a un puente que cruza este río.
Su época de esplendor debieron ser los años veinte o treinta.
Me recuerda tanto a la casa de la película Belle Époque...
Además del deterioro que tiempo y abandono han dejado en ella,
ha debido sufrir robos y destrozos, como el de la barandilla de la
escalera que da acceso a la planta de arriba.
Los cristales han desaparecido y la naturaleza empieza a hacerse
dueña de la casa.
Por los ventanales del salón entran piñas y agujas de pino que van
formando una alfombra natural sobre el precioso suelo de baldosa
hidráulica.
Los graffiti nos hablan de presencia humana
y hay dos habitaciones con muestras de haber sido ocupadas
recientemente.
En una de ellas la ventana ha sido pintada en blanco, azul y mint.
Y en otra quedamos maravillados cuando descubrimos que el techo
había sido decorado con estrellas colgantes que junto a las manchas
de humedad formaban un precioso "cielo".
El techo de algunos cuartos se había desplomado, como el de la cocina
y el del baño.
Los escombros y las palomas, que se habían hecho dueñas de
estos espacios, nos disuadieron de entrar con los niños.
Pero tengo pendiente volver a visitar esta casa encantada antes
de que quede atrapada por la hiedra.
¡Ya os contaré!