En muchas ocasiones, encuentro verdaderas joyas a un precio ridículo, que solo necesitan de un poco de cariño para recuperar ese esplendor que han debido de perder con los años.
Una de estas joyas es una silla de madera noble que encontré una vez y que restauré para regalársela a mi hermana. Os enseño como estaba cuando la compré por 10?.
La verdad es que no se podía decir que se encontraba en su mejor momento. La pobre tenía hasta el esmalte desgastado en los reposa brazos de la cantidad de años y brazos que habrían pasado por ella.
La verdad es que fue amor a primera vista. En cuanto la vi, supe que no me vendría sin ella. Mi chico el pobre, que no suele tener mucha visión en esto de recuperar muebles, no dejaba de decirme que la silla estaba para el arrastre, y que por muy barata que fuera, ya no la necesitábamos. Y aunque me fastidiaba, tenía razón...no tenía sitio en mi casa para esta belleza...pero ¿Cómo iba a dejarla allí? no podía. Así que se me ocurrió una solución que nos convenció a los dos para adoptar a esta pequeñina...sería el regalo de cumpleaños para mi hermana mayor, la cual estaba amueblando su nueva casa ¡perfecto!. Se vino a casa con nosotros.
Lo primero que tuvimos que hacer en cuanto llegamos a casa fue quitar el tapizado y desmontar toda la silla para comprobar si tenía restos de carcoma.
Así fue como quedó pasadas unas horitas de quitar telas, grapas y tornillos. Y sí...como casi todos los muebles de madera de su edad, tenía restos de haber sufrido carcoma alguna vez.
Cómo no sabía si había sido tratada con anterioridad y por evitar males posteriores, ese fue el siguiente paso, tratarla con anticarcoma. Este producto lo podéis encontrar en grandes superficies o tiendas especializadas. Y su uso es tan sencillo como seguir las instrucciones del fabricante.
Nosotros utilizamos una jeringuilla para inyectar el líquido en cada agujero que nos encontramos en la madera y también le dimos una mano con una brocha grande por toda la superficie.
Tras empapar bien el mueble, lo tapamos con plástico intentando cerrarlo de manera hermética. Y lo mantuvimos así durante toda una semana, para asegurarnos bien de que no quedaba bicho viviente...^^.
A la semana siguiente, tras quitar todos los plásticos, le dimos una pasada a toda la madera con una lija de grano fino, para limar pequeños arañazos y quitar el poco resto de esmalte que tenía la silla. Montamos nuevamente la silla cambiando aquellos tornillos que estaban estropeados.
El paso siguiente es mi favorito, es la hora de pintar. Mi hermana me había comentado que buscaba una silla vintage en tonos plata vieja para su dormitorio, así que ese fue el color elegido.
Le dimos dos manos de esmalte de color plata de acabado metalizado. Y tras dejar secar, le dimos una mano de pátina de color negro para envejecer y oscurecer un poco el color plateado.
Para sellar bien la pintura y que el acabado sea duradero, le dimos dos manos de barniz incoloro de acabado mate.
Y por último, nos quedaba tapizar. Elegimos un tejido con un bonito estampado floral en tono rojo que iba a ir muy bien con la decoración de la habitación.
Y tras el tapizado así es como quedó nuestra pequeña.
Estamos muy contentos con el resultado y mi hermana se quedo boquiabierta con nuestro regalo, ocupa un sitio privilegiado en su dormitorio ^^.
Pues eso es todo por hoy, ¿qué os ha parecido?, en otro post, os enseñaremos el restaurado de un taburete que hicimos a juego para el tocador del dormitorio de mi hermana, a ver que os parece. Os dejo con el antes y el después y me despido ya por hoy...
Antes Después
Nos vemos pronto en Factorela.