Sin parar de machacar...

Desde que hemos introducido las semillas en nuestra dieta, en un principio por obligación y ahora por convencida devoción, el hecho de moler forma parte de nuestros hábitos diarios. Cada noche, con nuestro almirez repleto de sésamo, nueces, pipas, lino... machacamos el grano para extraer su esencia, en pos de nuestro propio bienestar. Y también satisfacción, al degustar una textura que nunca es la misma, dependiendo del esfuerzo puesto en la molienda. Actos tan básicos como el de majar vienen realizándose desde el origen de la humanidad, con la misma función, y en cacharros no muy diferentes a nuestros actuales morteros... A pesar de la era tecnológica en la que vivimos, de los avances logrados por el ser humano en todos los campos, repetimos gestos sencillos que nos conectan con la esencia misma del Hombre. Junto a Robots y maquinarias sofisticadas de todo tipo, en nuestra cocina no falta un sencillo almirez con el que preparar nuestros alimentos, como cualquier antepasado nuestro lo haría hace millones de años...




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Y vosotros, ¿los usáis en vuestras cocinas?

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