Hay varios tipos de pavimentos que son perfectos para la terraza o el jardín, y la piedra natural es, sin duda, uno de ellos. Los suelos de piedra para exterior tienen un montón de ventajas. Para empezar son muy resistentes y duraderos. No se alteran ni por el paso del tiempo ni por los agentes climáticos más adversos.
Además, resultan muy decorativos porque hacen gala de una belleza especial, natural y muy auténtica. Según el acabado que presenten, estos suelos pueden ser elegantes y sofisticados o rústicos y camperos. Te contamos cuáles son los tipos de piedra natural más utilizados para pavimentar zonas exteriores.
Los mejores suelos de piedra para exterior
La piedra natural es un material bello y resistente que cumple a las mil maravillas todos los requisitos necesarios para estar a la intemperie. Es impermeable, soporta las inclemencias del tiempo y decora por sí misma cualquier espacio.
Pero, claro, no todos los tipos de piedra natural son iguales. Depende del tipo, de su acabado o de la textura irán mejor en unos espacios que en otros. Yo creo que los acabados naturales que muestran la propia belleza del material son perfectos para los suelos de piedra de exterior.
Por otro lado, también los acabados envejecidos (que hacen gala de un atractivo efecto desgastado) o flameados (se consiguen aplicando a la superficie de la piedra una llama a unos 45º de inclinación para darle relieve y un aspecto vítreo) resultan apropiados para pavimentar zonas de exterior.
Los tipos de piedras más utilizadas: las pizarras
A pesar de las ventajas que presentan los suelos de piedra para exterior hay que tener claro que no todos los tipos de piedra natural son aptos, y que hay algunos más adecuados que otros. Las piedras más usadas para pavimentos al aire libre son pizarras y cuarcitas. Otros tipos que también pueden utilizarse para zonas exteriores son las areniscas, las calizas, basaltos y antracitas. Te contamos las características de todas ellas.
Los suelos de pizarra para la terraza o en jardín son todo un clásico. No solo resultan perfectos por su resistencia y durabilidad, sino que también son muy decorativos gracias a su textura particular, a su brillo apagado y a sus bellos colores. Las pizarras son piedras oscuras cuyos matices varían del gris al negro, pasando por diferentes tonos de verde.
Además, lo bueno que tienen los pavimentos de pizarra es que es un material impermeable y muy aislante, por lo que se puede utilizar incluso para pavimentar zonas muy húmedas como el perímetro de la piscina.
Otras opciones a tener en cuenta
A la hora de elegir suelos de piedra para exterior otra buena opción serían las cuarcitas que, además de ser muy duras, presentan una mínima absorción de agua. Este tipo de piedras soportan muy bien los cambios drásticos de temperatura y, además, su apariencia es estupenda. La puedes encontrar con textura lisa o más rugosa, pero en ambas versiones resulta muy decorativa.
Además, existen cuarcitas en una amplia gama de colores, por lo que no te resultará difícil encontrar una que sea de tu agrado.
Ideas interesantes para elegir
Además de pizarras y cuarcitas, existen otras piedras naturales que también van genial en el jardín o la terraza. Un ejemplo son las areniscas que resultan realmente bonitas gracias a sus curiosas vetas y su textura levemente rugosa.
También resultan muy apropiadas para pavimentar la terraza o para ciertas zonas de jardín las calizas y las antracitas, por su gran variedad de colores, y los basaltos que se distinguen por su extrema dureza. Elígelas para espacios de mucho tránsito donde se necesite una alta resistencia.
Cómo instalar pavimentos de piedra
La piedra natural se presenta principalmente de dos maneras: en forma de losas de tamaño y forma regular, o como lajas irregulares. Ambas pueden dar lugar a suelos de piedra para exterior muy bonitos y decorativos. Elegir una u otra estará en función de tus gustos o preferencias.
Antes de instalar un suelo de piedra en el exterior es importante que nos aseguremos de que el terreno está nivelado, y que corrijamos cualquier desnivel en caso de que lo haya. También es necesario utilizar un material adhesivo adecuado como un cemento de exterior, dejando unas juntas entre las piedras que después se rellenan con el mismo cemento.
Una vez terminada la instalación y cuando haya transcurrido el tiempo de secado, ya se puede disfrutar a tope del nuevo suelo de piedra. ¿Tú lo pondrías en tu jardín?
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