Noviembre es el mes en que comienza la temporada de naranjas en España.
Disfrutaremos de ellas todo el invierno en sus distintas variedades.
De su sabor y también de sus beneficios nutricionales y dietéticos.
La naranja es rica en citratos, previniendo la aparición de piedras en el riñón.
Contiene flavonoides por lo que su consumo reduce el riesgo de infartos y
aporta antioxidantes que evitan el deterioro del organismo por la edad y,
por tanto, el envejecimiento.
El consumo de naranja reduce los niveles de colesterol "malo" y ayuda
a regular la presión arterial, previniendo pues los problemas
cardiovasculares.
Es una rica fuente de vitamina C por lo que es ideal para prepararse
contra los resfriados y mantener sanas nuestras encías.
Rica en fibra, favorece el tránsito intestinal y, por tanto, ayuda
a conservar la línea.
Si a ello añadimos que tenemos en nuestro país unas naranjas exquisitas,
que su árbol es ornamental y aromático, que sus bellas flores, el azahar,
son símbolo pureza y tienen propiedades terapéuticas, cómo no dedicar
un post a este producto tan nuestro.
Incluso cuando se trata de naranjas amargas, como las que hoy os
muestro en las fotografías, no tan apetecibles de comer tal cual,
podemos deleitarnos y mantener parte de sus propiedades
preparando mermelada.
Es mi mermelada favorita junto con la de moras y es muy fácil de hacer.
De momento os muestro la cosecha, a la espera de compartir pronto con
vosotros la receta.