El degradado aporta siempre muchísima luminosidad, porque básicamente consiste en desaturar el color, mezclándolo con blanco, para obtener gradualmente un color más claro de un mismo tono. De esta forma, conseguimos incrementar el nivel del claridad del mismo color, sin perder la gama.
Es muy actual y fácil de realizar en casa. Para aplicar degradados en los tejidos, se pueden utilizar teñidos tradicionales y dejarlos reducir progresivamente.
Sin embargo, el efecto degradado en las paredes es un poco más complicado, si utilizamos la pintura, y requiere de un gran dominio del color, para conseguir escalar gradualmente sin que se perciban saltos en el color. Aún así, hay quien opta por utilizar un escalado del color para conseguir un efecto similar, aunque no sea gradual.
Una de las soluciones más fáciles es la de optar por un papel pintado. Casi todas las marcas están lanzando estos diseños al mercado, dado que se está convirtiendo en una tendencia de moda.
En mi caso, presenté el color degradado como una opción de color para un proyecto en una tienda de moda. La propuesta consistía en realizar un degradado en el zócalo superior del techo, que se había pintado de un añil oscuro. De este modo, conseguíamos un efecto en el que el techo se diluía y el espacio para difuminarse. ¿Qué os parece? ¿Os gusta el degradado?
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