Castrogonzalo es un municipio de 517 habitantes, situado en la comarca de Benavente y Los Valles (Zamora). Parece un pueblo absolutamente normal, con sus dos bares (el de arriba y el de abajo), su iglesia, su plaza y el agradable silencio que proyectan las grandes extensiones de campos amarillos.
Sin embargo no es un pueblo normal. Caminar por sus calles es una sorpresa constante y toda una experiencia artística. En sus muros aparecen y desaparecen modernos dibujos y murales que, al igual que sus viejas casas, forman ya parte de la identidad cultural del municipio.
Antonio Feliz lleva más de una década decorando las calles de su pueblo natal y sus alrededores. A pesar de vivir y trabajar en Madrid, no deja de visitar Castrogonzalo para pintar y pintar. Se confiesa enganchado a la tranquila experiencia de pintar en el campo en un entorno casi bucólico. Y sin tener que preocuparse por salir corriendo en cualquier momento, porque en su pueblo son los propios vecinos los que le piden que pinte sus fachadas, incluso el alcalde.
Además de Antonio, son varios los artistas que han ido dejando su sello en este singular pueblo. En sus muros se encuentran las firmas de Neko, Dier, Porfavor, Lázarototem y Alto entre otros, algo que alegra al vecindario.
"¡El pueblo está más bonito así!",
afirma sonriente un abuelo que se pasea bastón en mano. De hecho, en una ocasión en la que Antonio y dos artistas estaban pintando un mural en las afueras de Castrogonzalo, se vieron interrumpidos in fraganti por la visita de la Guardia Civil.
"¿Quién de vosotros es Antonio?", preguntó el guarda con semblante serio. Tragando saliva Antonio dio un paso al frente. Ninguno podía esperar lo que salió a continuación de la boca del representante del orden: "¿Podría hacerte un encargo?".
La mayoría de las obras nacen y mueren en Castrogonzalo respetando la esencia efímera del arte urbano. En algunos lugares encontramos restos de antiguos murales que van desapareciendo. Como el que adornaba la calle que lleva de la iglesia al cementerio. En este triste camino que de vez en cuando tienen que realizar los habitantes para enterrar a sus seres queridos, el cortejo fúnebre avanza al tiempo que en el muro van apareciendo dibujos que representan las etapas de la vida, desde niños pequeños hasta abuelos, unidos por líneas de colores. Tras la vejez y coincidiendo con el fin de la calle, una frase despide al cortejo: El final es el principio.
El colectivo Madrid Street Art Project fue el primero en organizar el fin de semana pasado la primera visita guiada para artistas callejeros y amantes del Street Art a Castrogonzalo. La experiencia fue tan gratificante que ya se están planteando celebrar la segunda edición.
Si quieres ver más obras puedes verlas en http://bit.ly/1xtUELL
¡Feliz fin de semana!
Post escrito por http://bit.ly/1J3YD8Y
Archivado en: Ocio y Viajes