Pero, por lo general, no es posible que a una biblioteca se le pueda destinar una habitación entera. Es por ello que lo habitual sea ubicarla en un rincón de otra estancia. En el despacho o en la sala de estar se pueden colocar librerías, mucho mejor si se trata de un lugar iluminado, cerca de los sillones o sofás, creando un ambiente acogedor.
Elementos indispensables
Los muebles necesarios en una biblioteca son muy pocos. Lo más importante es que la librería se adapte a las necesidades del usuario, es decir, debe ajustarse a las dimensiones de la estancia y a la organización de libros más conveniente en cada caso. Además, hoy en día ha cambiado el concepto de lo que era este mueble. La idea actual es que, además de libros, contenga otros elementos como el equipo de música, televisor, fax, adornos o cualquier otro artículo que ronda por la casa ansioso por encontrar un lugar donde ubicarse.Los sofás y las lámparas son fundamentales para la lectura y la consulta de libros. Es necesario, por tanto, que el sofá sea cómodo y, a ser posible, reclinable, para que se adapte mejor a la postura deseada. La iluminación de la biblioteca debe constar de dos partes, una de tipo general (focos en el techo que alumbren directamente a las estanterías), y una lámpara de lectura, preferiblemente de pie y con foco dirigible.
Además, una mesa para despachar la correspondencia o un escritorio también complementarán la decoración de la biblioteca. Para aquellas que tengan librerías a una altura elevada son necesarias las escaleras de biblioteca. La gran mayoría son de madera, pero sus diseños son muy variados, las hay plegables, de tijera, de mano, con cajones e, incluso, convertibles en silla o en mesita auxiliar.
Distintos tipos de librerías
Las librerías no son todas iguales, las formas, tamaños, colores y materiales varían según las gamas y los estilos. Las más comunes son las rectas, algunas son simétricas y tienen los anaqueles idénticos; otras, en cambio, cuentan con unos grandes y otros pequeños. Además, se puede optar entre modelos que poseen sólo estantes y aquellos que incluyen cajones y puertas, éstas últimas de vidrio, de modo que se pueda observar el interior.En cuanto a la instalación, existen distintas versiones: tipo mueble, que pueden tener patas o ruedas; módulos que se van incorporando según las necesidades; modelos que se amuran a la pared o las más modernas, que se cuelgan por medio de tensores.
Estilo inglés: por lo general son las más requeridas. Se distinguen por sus finas molduras en forma de pecho de paloma. En este caso, los materiales que se utilizan son la madera: chapa de pluma de caoba, caoba rayada (para la estructura) y marquetería de palo de rosa (en cajones, laterales y puertas).
Estilo francés: llamadas modelo Imperio o Napoleónico, cuentan con detalles de marquetería en las puertas o bordes superiores y para confeccionarlas se utilizan enchapados de diferentes raíces o pluma de caoba.
Campestres: se distinguen por el aspecto rústico y las terminaciones totalmente rectas. Por eso, se les suele ubicar en casas de fin de semana. En general, se confeccionan en madera de roble y poseen un lustre semimate.
Un nuevo concepto
Es posible adquirir una biblioteca e ir agrandándola a medida que se necesita. Se venden en cajas con todos los elementos necesarios para dejarlas listas para usar. Así se obtienen los laterales, que son de caño cromado y tienen ranuras en toda su extensión para poder ubicar los estantes de malamina a la altura que se desee. Estos se sostienen por medio de topes de plástico. De este modo, se da forma a un mueble que puede contar con un espacio amplio para colocar el televisor, uno pequeño para el vídeo o dvd y varios para libros.Otra opción es instalar en vez de estantes de melamina, versiones de hierro cromado, tipo rejilla, o alternar entre unos y otros. Como no cuentan con laterales, los objetos se pueden sostener con apoyalibros o con pequeñas barras de metal que se incrustan en los laterales y cumplen con el mismo fin.
El diseño está a la orden del día, y la creatividad de los diseñadores se pone también al servicio de las bibliotecas. Formas, materiales y colores inundan la imaginación para realizar las bibliotecas más insólitas. Suelen presentarse totalmente despojadas, sin tallas, molduras, ni marquetería. Están realizadas en maderas claras (como las de haya y pino) o en metal.
Existen otras que combinan materiales que comúnmente no se vinculan entre sí. Por ejemplo, las que presentan sostenes verticales confeccionados en acero inoxidable cromado y horizontales en cuero cocido. Otra posibilidad para brindarles un toque original es realizarlas sin las vistas laterales, es decir, en los bordes quedan voladizos (estantes sin sostenes verticales), ideales para ubicar adornos. Además, como en algunos casos se cobra por metro lineal, resultan más económicas.