Siempre he estado rodeada de libros...
Mi padre, lector compulsivo, tiene hoy día una biblioteca personal
importante fruto de haber buscado y adquirido libros de viejo y libros
nuevos que prácticamente ha leído en su totalidad.
Quienes me seguís habitualmente sabéis que ya no puede leer libros
físicos, ha perdido prácticamente la vista y de sus dos pasiones, pintura
y lectura, ha tenido que renunciar a la primera pero en absoluto a la
segunda gracias a su empeño y a las nuevas tecnologías.
Ahora sus libros tienen otros soportes, los lee en línea o los adquiere en CD.
Lee y relee porque ha vuelto incluso a hacerse con sus clásicos preferidos.
Su pasión por la lectura es tal que, teniendo en cuenta sus dificultades por
edad y por su problema de visión, ha conseguido un sorprendente nivel de
usuario en nuevas tecnologías.
Sus nietos son ahora sus profesores de informática, sus bibliotecarios
ordenando y colocando CD"s. Aunque a veces se quejan de ser
bibliotecarios/lazarillos sé que en el fondo están orgullosos y que
recordarán estos momentos de manera especial en el futuro.
Desde siempre me han entusiasmado las bibliotecas, aunque nunca
hubiera pensado que se convertirían en mi lugar de trabajo.
Recuerdo que durante la carrera, mientras esperaba que me subieran
algún libro de depósito en la biblioteca de Geografía e Historia de la
Universidad Complutense de Madrid, donde estudié Historia Antigua y
Arqueológia y cuyas imágenes acompañan el post de hoy, pensaba en
lo aburrida que sería la profesión del bibliotecario.
Entonces yo me imaginaba excavando, decubriendo Sisapo, la antigua
ciudad ibero-romana responsable de las importantes minas de cinabrio
de mi pueblo que aún no ha sido fehacientemente localizada.
Pero la vida acaba llevándonos a veces por derroteros diferentes
a los que nos proponemos.
De la arqueología difícilmente se vive, la opción de decantarme por
la docencia la desestimé siempre (sé que no hubiera sido una buena
docente) y el mundo de las bibliotecas apareció entonces como alternativa
que me permitiría estar cerca del mundo académico y la investigación.
Así pues oposité a bibliotecas y descubrí un mundo infinito de
posibilidades para alguien inquieto e imaginativo como yo.
El mundo entero, el universo completo accesible en forma de libros.
Decía Cicerón...
Si cerca de tu biblioteca tienes un jardín, no te faltará nada
Estoy totalmente de acuerdo con él: tengo la suerte de "tener" la
segunda biblioteca más importante del país, la BUC (Biblioteca de la
Universidad Complutense), situada en Ciudad Universitaria, un entorno
idílico, verde, lleno de árboles, plantas y flores.
Tengo una gran biblioteca y un gran jardín.
¡Realmente soy una persona afortunada!
Pero no es sólo mía, es una biblioteca de todos, cualquier persona
tiene acceso a ella, a consultar sus fondos, a disfrutar de su entorno.
Es una biblioteca pública, patrimonio de todos los españoles y de libre
acceso a cualquier persona de cualquier lugar o condición que tenga
inquietudes, ganas de saber, de descubrir...
¡Realmente somos afortunados de vivir en un país donde
el saber está al alcance de todos!
No lo olvidemos...