Lo natural no se planea. Ocurre por los antojos de la vida. Ralentiza tus suspiros o acelera tus latidos. Depende. Es un poco lo que tienes delante o lo que te persigue para conquistarte. Lo que no se deja inventar. Es aquello que es tal cual. Sin añadidos. Sin prejuicios. Sin resentimientos. Sin demoras. Sin desalientos. Los cinco sentidos saben mucho de ello. Se involucran hasta el final y acaban siendo eso, algo natural.
Lo natural es tan natural que no necesita muchas palabras para presentarse. Simplemente se presenta y se deja acariciar. Es un momento tan fugaz que puede hacerte perder la noción del tiempo. Pero también puede ser un recuerdo que perdure para siempre. Lo natural es querer de más. Echar de menos algo para volver a sentirlo. Es la primera sonrisa del día que no sabes cuando llegará. ¿Es ahora? Es que suceda algo porque tenía que pasar. Es no saber que decir de repente. Y sin embargo que te entiendan.
Lo natural no se puede copiar. No hay imitaciones falsas. La realidad se encarga de evitarlo. Te atrapa. Es casi como un vicio pero sobre todo una oportunidad. De esas que no se irán volando, porque lo natural es quedarse con lo que te hace feliz. Y claro, lo natural, ahora, sería querer descubrir qué es... naturalmente. ¡Feliz viernes!