El primer entorno se define por el mininalismo, el poder del espacio, y todo acompañado de tonalidades grises, blancas y crudos. Así, el toque navideño va a venir de la mano del rojo, el color estrella en estas fechas, y es la línea que vamos a seguir para la decoración de nuestro árbol de Navidad.
Empezaremos por una combinación de bolas y adornos en rojo y blanco, una iluminación sencilla con una simple guirnalda de luces y la figura de Santa Claus, que van a ser los protagonistas del árbol de este espacio. Además, recurriremos a detalles que nos inspiran un ambiente nórdico y escandinavo, como los renos de madera, las bolas blancas... Para el pie del árbol, seguiremos con la mezcla del blanco y rojo, a partir de paquetes de regalos decorados con preciosos papeles estampados, y divertidas figuras con los personajes típicos de la Navidad.
Y así quedará el resultado:
El siguiente espacio nos devuelve la imagen de una vivienda familiar, discreta, personal... Sin duda, en los hogares con niños la Navidad se vive con mucha intensidad y el momento dedicado a la decoración se convierte en una especie de tradición familiar, que convierte la casa en un lugar mágico. Así, para conseguirlo, en esta ocasión vamos a decantarnos por una combinación más llamativa y atrevida, a partir de todo tipo de colores vivos y alegres: rosas, azules, verdes, naranjas...
Estos son algunos de los elementos que podemos emplear:
¡Y así de bien nos quedará!
El blanco es sin duda la clave principal de la decoración del siguiente espacio, junto con la madera. ¿El resultado? Un entorno cálido, con una gran sensación de amplitud y, sobre todo, muchísima luminosidad. Sin embargo, la Navidad es una época alegre, llena de luces y colores, y, por eso, para esta ocasión nos decantamos por los tonos granates y dorados, para dar con un estilo más clásico y rústico.
¿Y cómo lo conseguiremos? Gracias a estos elementos:
¡Et voilà! Así de bien nos quedará este rincón de la casa:
El cuarto escenario está claramente protagonizado por la madera, que se convierte en el material escogido para los suelos, las paredes, los techos, las ventanas... ¿El resultado? Un entorno a medio camino entre lo rústico y lo nórdico de lo más acogedor.
De este modo, como no queremos romper del todo con ese estilo cálido e invernal, nos decantamos por los tonos blancos, cobre, marrones, verdes y dorados para la decoración del árbol de Navidad. Una combinación muy natural, ideal para entornos rústicos.
Con todos estos detalles, conseguiremos un resultado tan espectacular como este:
Por último, terminamos con la decoración navideña de un ambiente más moderno y contemporáneo. ¿Qué destacaríamos de él? Sin duda, son claves de este estilo las líneas rectas, los tonos fríos (sobre todo grises), los suelos de mármol, los muebles de diseño...
Así, la decoración del árbol de Navidad va a seguir las mismas líneas, destacando por encima de todo los colores blanco, gris y plateado. ¡Veamos algunas opciones!
Así conseguiremos un resultado como este:
Como veis, también podemos llevar nuestro estilo al árbol de Navidad, a partir de diferentes tonalidades y combinando todo tipo de detalles: bolas, figuras, estrellas, guirnaldas... Eso sí, el árbol no lo es todo, pues también podemos decorar las ventanas, el recibidor, los dormitorios... ¡A decorar!