En uno de los inviernos con los precios más disparados que se recuerdan, calentar nuestro hogar sin dejarse un dineral se ha convertido en una auténtica preocupación para muchas familias. La buena noticia es que, como sabemos en Vivienda Saludable, siempre hay margen para el ahorro.
Según los últimos estudios, el gasto en calefacción y agua caliente supone el 46% de la factura energética, dos cosas que son imprescindibles en la vivienda durante esta temporada del año.
En muchos edificios se está apostando por poner menos horas la calefacción, sobre todo si es central, como medida de ahorro, pero hay más alternativas para conseguir que el gasto sea menor sin tener que pasar necesariamente frío. Desde Vivienda Saludable, queremos contribuir a ello con una serie de sencillos consejos:
Revisa la factura y el contrato: puede que lleves tiempo con la misma tarifa y te interese hacer alguna modificación en cuanto al horario (comprueba cuantas horas al día y cuantas personas están en casa para saber qué modelo puede interesarte más…) Además, muchas compañías están ofreciendo interesantes descuentos y ofertas de los que poder beneficiarse. Por otro lado, es importante leer detenidamente el contrato para comprobar la potencia contratada y si están cobrando las cantidades acordadas.
Comprueba el estado de los radiadores: los expertos recomiendan purgarlos antes de empezar la temporada otoño/invierno y verificar que no pierdan agua. Ante cualquier duda, es mejor dejarse asesorar por los servicios profesionales. Para tener un rendimiento óptimo no hay que taparlos ni colocar nada encima, ya que estaríamos mermando su eficacia.
Apuesta por un cambio del sistema de calefacción: quizá sea un buen momento para buscar otros sistemas para calentar nuestro hogar que sean más eficaces y económicos. Además, se han establecido subvenciones o deducciones fiscales para facilitar el cambio de calefacción en todo el territorio nacional con el fin de climatizar nuestros hogares de forma eficiente y sostenible.
Aprende a usar de una manera óptima el termostato: en lugar de estar subiendo y bajándolo constantemente, conviene mantener una temperatura estable. Como norma general, una temperatura de entre 21º y 19º grados es más que suficiente para que la casa esté caliente. Si además es programable, mucho mejor. Así podrás dejarlo todo apagado las horas que no estés en casa y conectarlo un poco antes de llegar para encontrarte el hogar caliente. No hay que olvidar que cuanto más alta está la calefacción, mayor será el gasto. En concreto, se estima que se ahorra entre un 7% y un 11% de energía por cada grado.
Stop a las fugas de calor: un buen aislamiento térmico es primordial en cualquier estación del año, pero sobre todo, en invierno. Por un lado, para evitar que entre el frío de la calle y, por otro, para conseguir que no se escape el calor del hogar. En ese sentido, tener unas ventanas y puertas de calidad que aseguren un confort térmico es fundamental. Según los datos de IDAE, hasta un 30% de las necesidades de calefacción están relacionadas con las pérdidas que puedan ocasionar unas ventanas. Y es que podemos estar gastando mucho en calefacción y no disfrutar de una buena temperatura porque haya fugas. Sin embargo, unas ventanas de altas prestaciones, como las fabricadas con sistemas de PVC KÖMMERLING, permiten reducir las pérdidas energéticas hasta en un 70%.
Abriga tu hogar: al igual que nosotros podemos abrigarnos en casa y no tener que estar necesariamente en manga corta -con lo que supone en gasto de calefacción- tener bajadas las persianas cuando hace más frío o poner unas cortinas gruesas repercutirá en que el ambiente sea menos frío.
No te olvides de ventilar: aunque haga frío es necesario airear la casa, pero siguiendo unas pautas. No tiene sentido hacerlo al medio día cuando se irá el calor acumulado desde que te levantaste hasta ese momento, por ejemplo. Normalmente la mejor hora suele ser por la mañana, aunque depende de las costumbres y horarios de cada uno.
Estar cómodos y con una temperatura óptima en nuestro hogar durante el invierno es una prioridad para cualquier familia sin que su economía se resienta por ello, y con estas recomendaciones confiamos en que sea posible.