Una antigua tabla en madera de las que antaño se utilizaban
para lavar ropa a mano.
Llevaba años en el trastero y al redescubrirla pensé que,
invertida, podría ser perfectamente un original estante.
Bien lavada y dejada secar, le añadí tres viejos colgadores.
Una primera capa de selladora blanca y un lijado para
igualar imperfecciones.
Dos capas más de pintura mate en blanco roto y pasar una lija
de agua por bordes y salientes para potenciar el aspecto desgastado.
Unas alcayatas en la parte trasera y a la pared.
Resultado: un estante al que podemos darle diversos usos según
nuestras necesidades y el lugar donde lo coloquemos.
En mi caso me ha sido muy útil en el cuarto de baño, así tengo
a mano cremas, perfumes, cepillos y gomitas del pelo.
En una zona de trabajo permitiría colgar etiquetas y material
de manualidades, en un vestidor collares y accesorios...
Un reciclado fácil y barato para esta vieja tabla de lavar,
con el que aporto mi granito de inspiración en el Finde Frugal de
Colorín Colorado.
Os aconsejo que os paséis por allí y descubráis mucha,
mucha inspiración.