Sin embargo, ahora que has decidido unirte a la corriente hygge y pasar más tardes ronroneando en el sofá, encuentras que el arañón que compraste te da más luz que el Bernabeu. O, si por el contrario eres de los eco – ya sea por economía o por ecología – , habrás tenido que invertir en una linterna de cabeza para no acabar siempre en el canal cocina ¿no?
Y es que, como ya dije en otra ocasión, iluminar no es solo alumbrar. Es crear sensaciones. Te contamos, pues, cuatro conceptos básicos para que la primera sensación que logres sea la de no-me-quiero-mover-de-casa.
combina y vencerás
El salón es el espacio más multifuncional de la casa. Es tu espacio de entretenimiento, de trabajo, de relax y de catering. Es tu refugio y a la vez, centro de convención para cientos de amigos – ¿un pelín exagerada tal vez?. Lo cierto es que con tanta actividad se hace imprescindible combinar estos 3 tipos de iluminación…
GENERAL, es la que enciendes al entrar en el salón, la que te permite moverte sin clavarte la esquina de la mesa. Debe ser una luz difusa, moderada y sin sombras. Mejor con varias fuentes de luz para que resulte alegre.
AMBIENTAL, la que necesitas para charlar o relajarte, creando una atmósfera sugerente y acogedora. Lo consigues con lámparas de pie, de sobremesa, siempre con luz cálida y regulable.
PUNTUAL, imprescindible para leer, hacer crochet o destacar el Discóbolo. Busca lámparas con el haz concentrado hacia la actividad a desarrollar.
evita focos sobre el sofá
Los focos son una buena opción para iluminar de forma general, pero si no quieres acabar literalmente frito, elige bien dónde los vas a colocar y cómo. Si los colocas sobre el sofá, lo más probable es que te deslumbren mientras estás sentado. Mejor oriéntalos hacia muebles y paredes, consiguiendo una iluminación más difusa y expansiva al rebotar su luz. Y huye de la sobreiluminación (focos demasiado potentes y directos), dado que el exceso de luz, al igual que la escasez, hace que la estancia parezca más pequeña.
iluminación perimetral
Es posible que solo lo hayas visto en revistas, pero es algo que deberías considerar seriamente. Son lineales ocultos en molduras y foseados. A pesar de su potencia, iluminan de forma tenue y homogénea el perímetro de una habitación o una pared, evitando desagradables penumbras al reflejarse su luz en muros y techos.
Por otro lado, los techos no son los únicos que se benefician de esta iluminación perimetral. También puedes colocar tiras led en los zócalos añadiendo profundidad a la habitación. Incluso, puedes aprovecharlos como luz extra detrás del televisor – tan aconsejada como poco usada. Además, si apuestas por instalar dimmers podrás regular su intensidad a tu antojo
si tienes un solo punto de luz
La verdad es que los constructores no nos lo ponen nada fácil con ese único punto de luz, pues si quisiéramos disponer de unos cuantos más, implicaría meterse en obras – a veces impensable por falta de presupuesto o por tratarse de un piso alquilado -. Claro, que tampoco hay que obsesionarse con la idea de instalar focos o lineales a toda costa. Es más, hay muchos expertos que sugieren (e incluso prefieren) que la iluminación general provenga de varias lámparas de pie y sobremesa, con la posibilidad de accionarlas desde un solo interruptor.
Tampoco es obligatorio que prescindas de la lámpara cenital que heredaste de la abuela, siempre que la sitúes correctamente y la acompañes de otras lámparas (de pared, por ejemplo) que iluminen las zonas más alejadas del salón. Ni siquiera la situación del punto de luz será un problema. Es más, desearás que esté a kilómetros de la lámpara para que el cable se vean cual liana en la selva.
define ambientes
Al igual que las alfombras, la iluminación también zonifica. Puedes, por ejemplo, enmarcar un espacio de lectura mediante la combinación de lámparas de luz difusa y luz directa enfocando objetos concretos. Igualmente puedes lograr efectos muy teatrales usando bombillas de filamentos con luces muy tenues o iluminando estantes y vitrinas con leds. Se trata de lograr volúmenes y focos de interés que dinamicen el salón y lo amplíen visualmente.
a lo que íbamos: HYGGE
Una vez resuelta la iluminación general, ambiental y puntual, tan solo nos faltan algunos detalles que nos regalarán una tarde de patucos y chocolate caliente. Para lograrlo, nada mejor que distribuir unas cuantas velas por el salón – y por favor, toma nota de que he dicho “unas cuantas” -. Incluso, aunque te parezca algo típico de adolescentes o de Santa Claus, unas guirnaldas de luces diminutas resultarán sumamente acogedoras. Y si además cuentas con una chimenea, me temo que ya nadie te despegará del sofá.
Pero para que tengas Hygge no olvides dos puntos muy importantes: uno, usa siempre luz cálida en el salón (2.700K) y dos, ten en cuenta el color de las paredes a la hora de elegir la potencia. ¿Oscuras? Necesitarás más iluminación pues el color fuerte absorbe la luz. ¿Blancas? Baja la intensidad o te deslumbrarás como en la nieve.
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Este post participa en el reto mensual de Facilísimo sobre trucos y consejos para hacer tu casa más acogedora
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