Este espacio fue creado para compartir contigo todo lo que sé y siga aprendiendo. Y el post de hoy también es un aprendizaje. Algunas cosas ya las sabía, otras se han ido confirmando.
Si vienes con ganas de ver instrucciones o esquemas te aviso de que hoy no es eso lo que vas a encontrar. Así que entiendo que te vayas sin leer el post.
Pero si quieres saber, hoy vengo filosófica. Porque sí, el interiorismo también va de eso. ¿Tú qué crees?
La últimas tres semanas me he sentado a escribir sobre los estilos decorativos. Te mostré cómo combinar distintos estilos, cómo escoger un estilo según lo que este transmite y qué características debe cumplir un objeto para que funcione en cualquier estilo y cómo introducirlo en ellos.
Si no los has leído, no dejes de hacerlo porque te ayudarán a entender mejor el post de hoy: una reflexión personal, más bien un aprendizaje surgido a raíz de la investigación y producción de esos artículos.
Hoy eres una persona con unas ideas, intereses y principios distintos (ojalá mejores) que hace unos años o incluso unos días. Porque es inevitable crecer y con ello madurar. A no ser que te niegues a hacerlo. En el mejor de los casos no lo harás (negarte) y por tanto evolucionarás.
Eso conlleva un cambio, mejora de ti misma. A más años, mayor aprendizaje, mayor confianza y autoconocimiento. Pero la esencia nunca cambia. Tu yo más profundo siempre permanecerá adaptándose a las nuevas circunstancias. Es el carácter. Y no como sinónimo de mala leche, que también la puedes tener oye. Sino de cualidades o circunstancias propias de ti que te distinguen, por tu modo de ser u obrar, de los demás. (1)
En decoración ocurre lo mismo: puede que tu casa cambie con el tiempo pero el carácter siempre se mantendrá. Porque tu casa es una extensión de ti.
¿Y tú pensarás? No has descubierto la pólvora Nazaret. Sé que no, pero he confirmado algo que siempre he creído y me parece lo suficientemente importante como para dedicarle un artículo: un estilo decorativo no es más que un buen maquillaje.
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Con un buen maquillaje puedes hacer dos cosas: resaltar tus virtudes o tapar defectos. ¿Lo twiteas?
¿Entiendes ahora por dónde voy?.
¿Dónde queda lo natural? El introducir en casa lo que te de la gana, simplemente porque te gusta o te transmite algo sin que pertenezca a un determinado estilo o tendencia. Es que parece que para sentirnos bien por decorar a nuestra manera hay que maquillar lo que tengamos para que se adapte a un estilo concreto o a la tendencia del momento.
Soy consciente de que vengo escribiendo desde el principio sobre cómo se deben hacer las cosas para conseguir determinados resultados. Y sigo pensando que es esencial. Pero precisamente para ser conscientes de cómo romper todas esas normas.
Curiosamente leo una y otra vez titulares del tipo: "una casa de estilo equis vivida", "cómo conseguir una decoración de estilo el-que-sea con personalidad". Y resulta que las imágenes que ilustran esos artículos son de hogares en los que predomina el desorden natural, propio del día a día y la combinación o agrupación de de elementos que lejos de haber sido adquiridos por pertenecer a un estilo; están en esas viviendas única y exclusivamente porque representan a sus ocupantes. Bien sea porque son heredados, porque son los que se han podido permitir o porque son los que hay en su casa de alquiler.
Espacios con una base made-in-mis-circunstancias que luego son maquillados (en el mejor sentido) para que luzcan lo mejor posible y que terminen perteneciendo al estilo que mejor define a sus habitantes.
Pero la cuestión es esa: el sentido de pertenencia como sinónimo de identidad. Espacios que transmiten vida.
Lo que he comprendido estas últimas tres semanas es que el estilo funciona mejor, se consigue mejor cuando realmente vibra contigo. Por eso las casas y decoraciones que mas triunfan no son las que cumplen a rajatabla con un estilo determinado e impecable sino las que adaptan un estilo a la persona que habita ese espacio.
Si te gusta la decoración clásica, nórdica o industrial pregúntate por qué. Y antes de lanzarte a llenar tu casa de cosas que representan esos estilos para luego adaptar lo que ya tienes o lo que de verdad te importa; hazlo al revés. ¿Eso que te parece tan bonito encaja de verdad con lo que ya tienes?
Al final la decoración, como digo siempre, tiene que servirte a ti y no tu a ella. Úsala para mejorar tu calidad de vida y la de tu familia. Porque al final el espacio más bello es el que funciona de verdad, aquél que muestra quién hay detrás y no el que se parece más a la imagen de una revista.
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¿Tú qué opinas?
¡Nos vemos en los comentarios!
Nazaret
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Todas las imágenes que ilustran este post han sido extraídas de Pinterest.
1 - Real Academia Española.