Sin embargo, no todo implica un coste económico tan alto. A veces, con recursos que tenemos a nuestro alcance, podemos crear espacios llenos de armonía y belleza. Ahora bien, hay que hacer una serie de ejercicios que implican imaginación, creatividad, sentido común y observación.
A partir de ahora, vamos a ir compartiendo estas distintas fases que implica la renovación de nuestras casas. El primer paso, desde luego, es echar un vistazo a mi guía de estilo. Si no la tenéis todavía, podéis suscribiros al boletín y la recibiréis en unos días en vuestro buzón de correo-e.
El segundo paso, sería descargaros la ficha de almacenamiento que compartí hace unos días. En esa ficha, está incluido el primero de los ejercicios que tendríais que realizar para cambiar el aspecto de vuestra casa.
Imaginar un espacio diferente no es fácil, pero sí posible. Cuántas veces no habéis visto fotos maravillosas de casas alucinantes que en realidad son pequeños estudios o pisos de dos dormitorios. Así que ya sabéis que no necesitamos más metros (¡todos queremos más, pero esa es la parte difícil de la ecuación, y nosotros estamos empezando por la fácil!).
En este ejercicio lo primero que tenéis que hacer es CERRAR LOS OJOS e imaginar vuestra estancia tal y como os gustaría que fuera.
Una vez que lo estéis viendo, pensad en las que cosas que realmente hay en el espacio, y de esas cosas, cuáles son las que no queréis.
Ahora viene la parte “aparentemente” fácil. Tirad, retirad, regalad, vended, guardad o donad todo lo que no queráis, que no utilicéis, que no sirva PARA NADA.
Tirar no significar ir directos al cubo de la basura. Significa retirar, regalar, donar, reutilizar, reciclar, etc. Pero siempre siendo muy conscientes de la utilidad real. ¡Cuidado con llenar la casa de cachivaches dispersos reutilizados y con poco integración! Me refiero, es más armonioso un gran aparador que un conjunto de carrito, vitrina, auxiliar y estantería, por ejemplo.
Cuando empecemos a hacerlo nos encontraremos con las dificultades habituales: las cosas que no queremos nosotros, pero que sí quiere nuestra pareja, que son de nuestros hijos, regalos de valor sentimental, cuadros que nos dieron en la boda, piezas horrorosas pero de valor económico, piezas feas pero útiles, etc. Los obstáculos son muchos, y no es fácil partir de cero, pero podemos hacerlo poco a poco.
Evidentemente, hay ciertos elementos con los que hay que contar, como las cosas que quieren las personas con las que convivimos. Tampoco pretendemos ser unos puristas de lo estético. Así que de momento, el ejercicio consiste en tirar por lo menos una cosa de cada estancia. Incluso de aquellas que no teníais pensado tirar. Elegid algo, lo que queráis, estoy convencida de que una vez que lo penséis encontraréis decenas de cosas.
Para dejar constancia de este ejericio, me gustaría que hicierais una foto de vuestro espacio una vez que hayáis tirado “eso” y que lo compartáis en Instagram con el hashtag #ordenencasa. Si no queréis compartirla, me la podéis enviar en un privado (@ebomonline) también por Instagram. En la foto quiero que me contéis lo que habéis tirado y por qué, qué había antes que ya no está.
¡Estoy segura de que vais a notar la diferencia!
Una casa bonita empieza por el orden, y sobre todo si es pequeña. Para conseguir armonía y luminosidad lo primero es despejar los espacios.
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