¿Cómo sobrevivir a un ordenado extremo?
Así como vivir con un desordenado es un caos total, lo es con quien se vanagloria de ser un ordenado excesivo, ¿curioso no? Es que todo extremo es dañino. Una de las características más detestable de este comportamiento “metódico- sistemático” es el dedicarle un tiempo valioso a actividades improductivas e inútiles.
Un ordenado intenso tiene la facultad de angustiarse y no conforme con ese estado de zozobra, le fascina angustiar y perturbar a los demás, porque en su deseo de mantener todo en su sitio y reluciente, controla la disposición del tiempo y de los objetos de aquellos con quienes convive.
Los hijos de los “ordenados demás” juegan con el tiempo contado porque… “acabo de trapear, pasar coleto, cepillo o escoba” o “quedarán las marcas de los zapatos en el piso”, si sacan más de diez objetos de la caja de juego… “han dejado todo revuelto”, si tú los visitas, no te has terminado de sentar cuando ya tu cartera se la han llevado al cuarto “para que no se acumulen en el mueble” y si en casa hay una fiesta ellos friegan y trapean algunas zonas de la cocina frecuentemente.
En definitiva los ordenados sin límites, sufren mucho y no disfrutan de las simplicidades de la vida, las circunstancias imprevistas, la incertidumbre y la espontaneidad que tengas tú y todos aquellos quienes los rodean.
El punto es que no podemos deshacernos de ellos, están en el trabajo, en la familia y en algunas oportunidades en el otro extremo de nuestra cama, entonces, ¿cómo convivir con estas personas y sus peculiares hábitos?
7 ideas para sobrevivir a un ordenado extremo
Te presentamos siete posibles alternativas:
En principio debemos adelantarles que es un tema complejo. Se debe precisar en qué espacios frecuentamos con ellos y si es una relación inevitable porque si la puedes evitar…e-ví-ta-la.
Si es un caso laboral, consideremos que es una relación limitada por un área específica y un horario. Intenta concentrarte en tus tareas y respetar su espacio, de lo contrario, pronosticamos un conflicto.
Si vives y convives diariamente establezcan algunos límites. Si el caso es extremo, una manera es demarcando el espacio, si hablamos de situaciones manejables, sugerimos que ambas partes realicen acuerdos donde cedan por intercambio algunas rutinas o hábitos.
Si hay niños de por medio, lo ideal es crear espacios únicamente destinados para sus juegos, estos pueden no ser visibles por si alguna visita sorprende, su uso debe tener un lapso, así como normas que incluyan un orden o limpieza posterior; actividad en la que ellos deben estar involucrados.
Para las actividades sociales como cumpleaños, aniversarios o cualquier tipo de fiesta que implique la asistencia masiva, lo mejor es hacerlo fuera de casa. Si se trata de una visita común, destinar un área para su recibimiento.
Si eres la víctima de un “ordenado en modo grosero”, flexibiliza tu actitud e intenta tomar de él, lo positivo de su conducta.
Finalmente si estamos frente a una situación obsesiva, lo más recomendable es invitarlo a asistir con un especialista.