Son un postre, ya sea en forma de tarta o de cupcakes, que me apasiona. Su jugoso bizcocho de chocolate y cerveza y su suave crema de queso, hacen de este postre uno de los preferidos de mi familia y mis amigos.
Ingredientes: (Para unos 12-14 cupcakes).
Para el bizcocho:
125g. de cerveza negra tipo Guinness.
125g. de mantequilla sin sal.
75,5g. de cacao puro en polvo sin azúcar.
200g de azúcar.
100g. de crema agria.
1 huevo mediano.
1/2 cc de vainilla líquida.
125g. de harina.
1/2 sobre de levadura química tipo Royal.
Para el frosting:
150g. de queso de untar tipo Philadelphia.
75g. de azúcar glass.
180g. de nata para montar.
Elaboración:
Vertemos en un cazo la cerveza y la mantequilla cortada en dados y los ponemos a fuego medio. Tenemos que calentar la mezcla hasta que se derrita por completo la mantequilla y sin dejar que llegue a hervir la cerveza. En cuanto esté listo, apagamos el fuego y dejamos templar.
Por otro lado, tamizamos en un bol la harina con el azúcar, el cacao y la levadura, y reservamos. Esto lo hacemos para airear un poco la mezcla y evitar que queden muchos grumos en nuestros bizcochitos.
Con una batidora de barillas a velocidad media-baja (también podéis hacerlo a mano con unas barillas), batimos la crema agria y le añadimos el huevo integrándolo muy bien. A continuación añadimos también la vainilla líquida y seguimos mezclando.
Sin dejar de batir, vamos añadiendo a esta mezcla, la cerveza, que ya tendremos atemperada, muy poco a poco.
Una vez integrado, añadimos también la mezcla de harina que teníamos tamizada. Lo vamos a añadir a cucharadas y sin dejar de batir hasta que todo esté bien integrado.
A continuación, ponemos el horno a precalentar a una temperatura de 180ºC con calor arriba y abajo. Preparamos un molde para cupcakes con las cápsulas y vertemos la mezcla que hemos preparado en cada uno de los papelitos. No rellenéis estas cápsulas más de 1/3 del total, para que no se salgan cuando crezcan durante el horneado.
Cuando el horno alcance la temperatura, introducimos la bandeja en la zona central del horno y horneamos nuestros cupcakes durante unos 15 minutos. Tanto la temperatura como el tiempo, dependen mucho de cada horno, así que son aproximados.
Cuando acabe el tiempo de horneado pinchamos con un palillo unos de los cupcakes para comprobar que están listos. Si el palillo sale limpio, los sacamos y los dejamos enfriar en el molde unos 5 minutos, para después sacarlos a una rejilla y dejarlos enfriar por completo.
Mientras nuestros cupcakes están enfriando, preparamos el frosting. En un bol mezclamos con unas barillas el queso de untar con el azúcar glass, hasta que quede una mezcla homogénea.
Por otro lado, montamos la nata con las barillas, que ha de estar muy fría. La nata tiene que quedar muy dura, sabremos que está lista cuando haga picos y empiece a amarillear.
Vertemos la mezcla de queso y azúcar a la nata y lo vamos a integrar muy bien mezclando con movimientos envolventes, para evitar que se baje la nata. ¡Y listo! ya podemos montar nuestros cupcakes.
El montaje de estos pastelitos es muy sencillo, basta con poner el frosting sobre el bizcochito con manga pastelera o untarlo con una espátula, como prefiráis. Esto es un poco a gustos. En mi caso, siempre intento rellenar los cupcakes, porque creo que quedan más jugosos. Así que antes de decorarlos les hago un agujerito y los relleno con el frosting. Para después, con la manga pastelera y una boquilla redonda hacer la decoración. Por último he usado virutas de chocolate para decorar, ya que estos cupcakes suelen ser bastante sobrios. Aunque a veces me gusta coronarlos con una bolita de chocolate tipo maltesers y quedan muy bonitos también.
Bueno, espero que los hagáis y me contéis que os parecen, los vais a disfrutar mucho ¡os lo aseguro!.
Nos vemos pronto en Factorela.