Este año he tardado en hacer mi cambio de armario exactamente veinte minutos.
Y no, no lo digo con ironía. Estoy tan sorprendida que hasta me he animado a sentarme delante de mi ordenador y contarlo.
Mucho se escribe sobre el famoso cambio de armario, especialmente en los últimos días donde las lluvias y el frío nos dieron una falsa tregua, al menos en Madrid, y nos hicieron anhelar, aún más, el verano.
Por todas partes he visto post sobre cómo enfrentarnos a ese momento, incluso en 10 pasos para no odiar el cambio de armario.
Pero esta vez, simplemente vengo a contarte que el éxito de mi cambio de este año, no es más que el resultado de, como ya te conté en su día, mezclar el Método Kondo, con mi propio método.
Todo se origina en el último cambio de temporada, en el cual, literalmente, arrasé mi armario.
Sometí todas y cada una de las prendas a las famosas preguntas de ¿me lo he puesto en la última temporada? ¿Me hace feliz? .Y tiré, doné, regalé bolsas y bolsas, quedándome, y no exagero con lo indispensable. En mi caso, prácticamente básicos (pantalones negros, vaqueros, pitillos de tres colores, camisetas blancas, negras, grises, camisas lisas, una vaquera, tres o cuatro jerséis, blazers, un vestido muy florido y listo). Y así he sobrevivido prácticamente siete meses sin problema alguno, y añadiendo, otros básicos, o piezas más de moda.
El otro día, decidí enfrentarme como cada año al temido cambio de armario, cogí unas cuantas bolsas, y me puse a sacar mi ropa de verano, dispuesta a emplear toda la tarde como en otras ocasiones.
Mi sorpresa fue mayúscula cuando vi que la ropa guardada apenas ocupaba una balda del altillo. Dos faldas largas que me puse hasta el hartazgo el verano pasado, un vestido regalo de mis cuñados por mi cumple, una falda, tres pantalones tipo pijama y tres camisetas.
Y a cambio subí los dos jerséis más gordos, las camisetas de manga larga y el vestido florido, los pijamas gorditos y las camisetas interiores, porque todo, todo lo demás, me lo puedo poner también en verano.
Los zapatos y calcetines, son por supuesto, capítulo aparte. Y por ahora los voy a dejar hasta finales de mayo, cuando me asegure más calorcito. Es verdad que habrá muchos que no me ponga, pero prefiero hacerlo todo de golpe para evitar perder el tiempo. Y por ahora, en caso de calor, tirar de bailarinas.
Como terminé tan rápido, y estaba tan motivada, tuve tiempo de colocarlo todo bonito. E incluso preparar conjuntos básicos para esos días en los que no te apetece nada de nada pensar.
Navegando por mi inspirador Pinterest, descubrí que lo que yo tengo es un armario cápsula, un vestidor con pocas piezas pero que prácticamente todas combinan entre sí, proporcionándote un montón de combinaciones, incluso en distintas estaciones. La clave para dejarte llevar por las tendencias, está en ir adquiriendo piezas de temporada que siempre te combinen con al menos dos o tres cosas de tu armario.
Así que esta vez te animo, si no lo has hecho ya, a hacer una super limpia de ropa, quédate con lo esencial, y ya verás como son los minutos mejor invertidos de tu vida.
Besos,