Mabel, como la conocen en su círculo íntimo y cercano, se define a sí misma como una apasionada del mundo de la decoración. Razón no le falta a juzgar por el mimo que ha puesto en todos los detalles de su hogar. Por ello, imprimir su estilo en la casa de Alhaurín el Grande (Málaga) que comparte con su marido, Juan José, fue un sueño hecho realidad.
La vivienda está dividida en tres plantas de 140 m² cada una, por lo que planificar y distribuir los espacios constituyó una aventura que esta malagueña emprendió con la ilusión de una niña. En la segunda altura es donde se concentra su verdadera personalidad, a través de piezas de madera tropical, texturas agradables al tacto y objetos de carácter artesanal.
Esta pareja malagueña ha sido capaz de transmitir un mensaje de sencillez por medio de un lenguaje estético donde abundan los colores terrosos, los estampados florales de contornos suaves y la elegancia más reconfortante. Rincones agradables enmarcados en ambientes donde lo acogedor sale a recibirnos. Un casa donde reside la armonía y sólo resta disfrutar de los días plácidamente.
En el vestíbulo, una monumental escalera de mármol sirve de adelanto de lo que nos encontraremos si aceptamos subirlas. Mabel nos comenta que la baranda está realizada en hierro y el pasamanos es de madera de iroco. La luz de este espacio para la bienvenida emana de un gran farol fabricado en hierro y cristal que la dueña de la casa compró en Thai Natura.La pared rayada del recibidor es obra de unos amigos de esta malagueña: Carlos y Juan Miguel. La consola de Roche Bobois es una muestra de la particular admiración que siente Mabel por los muebles franceses. Completan el conjunto el espejo, los portarretratos de hueso y la bandeja, todos de Becara, y la lámpara de la misma firma coronada por una pantalla bordada de Hanbel.
Las molduras que engalanan los balcones de la fachada son un homenaje los palcos sevillanos de antaño. La entrada luce un zócalo de mármol travertino envejecido, un símbolo muy ilustre que continúa al llegar a la puerta principal, realizada en madera de iroco y rematada en la parte superior por una vidriera de estaño. A ambos lados, unos apliques magníficos adquiridos en El Corte Inglés.
Una vez en el salón, vemos sobre los extremos del aparador dos impresionantes lámparas con los pies envejecidos, flanqueando una caja de hueso procedente de Inthai. En la pared vemos un cuadro de Monpas que consta de en el que destaca un gran medallón de hueso sobre un fondo de tela. La alfombra que abriga el salón es de sisal y fue adquirida, junto con las cortinas, en Gastón y Daniela.
La rejilla artesanal de mesa de centro en madera oriental es todo un acierto, al igual cada uno de los objetos que la decoran y el revistero que vemos al fondo, de Hanbel. La mesita colocada entre los dos sofás es de la misma forma que éstos y responde al estilo neoclásico. La lámpara que ornamenta este rincón auxiliar está grabada con motivos vegetales y sostiene una pantalla de rafia.
La zona de comedor es un lujo para los sentidos. Tanto la mesa y las sillas tapizadas en terciopelo rojo como el aparador a juego son de Roche Bobois. La mesa ha sido puesta con un esmero exquisito por nuestra anfitriona: vajilla de Pomas, salvamanteles realizados en ratán y posavasos de Thai Natura, copas de Becara y mantel y cubertería de herencia.
Para crear un lugar tranquilo y agradable, se eligió una paleta de colores relajante en el salón. Los dos amplios sofás de chenilla de Roche Bobois están rellenos de plumas de pato, mientras que los cojines de Becara son de seda natural. La pared del sofá luce un espejo con un marco de cañas vegetales al que acompaña un gran cuadro de temática abstracta.
Este alegre rincón está situado junto a la cocina y se ha convertido en un distribuidor magnífico de los rayos del sol, ya que la mayoría de las habitaciones tienen una ventana en él. La luz natural es un argumento imprescindible y Mabel la consigue gracias a este patio interior abierto al cielo. No hay que perder de vista el aplique en forma de farola de la pared y los farolillos de hierro blanco del alféizar.
La cocina a medida está realizada en cerezo. Está equipada con electrodomésticos de acero inoxidable: el frigorífico americano es de LG, mientras que horno, microondas, vitrocerámica y lavavajillas son de Balay. La zona del fregadero, también de inox, llama la atención por el grifo de Grohe, los complementos de Zara Home y Textura y las cortinas de Gastón y Daniela.
Las comidas informales se desarrollan en un office junto a la cocina. La imponente mesa de comedor y las sillas de fibra de coco son de Banak, al igual que el aparador que queda detrás, y descansan sobre una alfombra de bambú. La mesa se ha vestido con un mantel de Bassetti sobre el que se han dispuesto una vajilla de Zara Home y unas copas de burbujas de Becara.
La casa de nuestra lectora dispone de otro dormitorio que sigue la línea del anterior. El cabecero tapizado con motivos florales es de Gastón y Daniela, al igual que el resto de textiles. El encanto de la mesilla de noche decapada en gris se multiplica hasta el infinito al descubrir sobre ella una lamparita de hueso blanco de Becara con pantalla de pergamino de Hanbel y unos cuadros de Cuca García.
Un colosal lecho de Roche Bobois preside el dormitorio principal. Está arropada por dos mesitas de noche de la misma firma, adornadas por dos lamparitas de hueso con pantallas de rafia. Colcha, cojines y cortinas son de Gastón y Daniela. El detalle de la bandeja de ratán de Teklassic con las tazas de Churchill es adorable. Señalar que el armario blanco de crucetas fue realizado a medida.
Dentro del baño principal, un mueble expresamente fabricado para los dueños de la casa ha sido coronado por una lustrosa encimera de mármol. Igualmente, el espejo antivaho sin marco es a medida. La mampara de cristal es de Lasser y todo el conjunto desprende una absoluta perfección estética: toallas de Pertegaz, botes de Trentino, complementos de Textura y Zara Home, etc.
En el otro aseo de esta casa de Alhaurín el Grande se ha seguido la vertiente más desenfadada de la línea general de la casa. El alicatado en beige y azul se adorna con una cenefa floreada. El mueble es decapado y combina distintos tonos de marrón. Por su parte, la encimera es de mármol travertino y el espejo no tiene marco porque Mabel es partidaria de no cargar visualmente el ambiente.
No podemos ponerle el punto y final a este reportaje sin echar un vistazo al plato de ducha. Presenta varios cuadrados concéntricos que combinan franjas de mármol pulido y abujardado o flameado, con la intención de que prevenir los peligrosos deslizamientos. Las toallas son de Purificación García, la mampara de Lasser y el resto de accesorios pertenecen a Trentino, Textura y Zara Home.