Históricamente su uso se ha visto favorecido tanto por su buen precio como por su capacidad para cubrir las imperfecciones que pudieran tener las paredes. Pero el auge de la decoración ha hecho que estemos dispuestos a gastar más dinero en nuestra casa, lo que ha mejorado los acabados de las mismas, de manera que las principales ventajas de esta técnica han pasado a un segundo plano.
Desventajas
Acusa especialmente el paso del tiempo, sobre todo por las dificultades que entraña su limpieza al ser una superficie tan rugosa. Esta misma característica hace que produzca varias sombras en las paredes, disminuyendo así la luminosidad de la estancia, lo que tampoco ayuda a incrementar su popularidad.
La sensación de estar pasado de moda se acentúa por su práctica desaparición de las revistas de decoración, en las que las paredes lisas acaparan todo el protagonismo gracias a su capacidad para poder ser repintadas una y otra vez. Por lo tanto, si has decidido eliminarlo de tu casa vamos a ponértelo fácil.
Cómo retirarlo
Lo primero que necesitas saber es si tu gotelé tiene acabado al temple o plástico. En el primer caso nos bastará con humedecer la pared abundantemente (un rodillo nos servirá perfectamente) y, a continuación, proceder a rascar con un masillador ancho. Hay que procurar no excedernos para evitar causar perjuicios en la superficie.
Si nos encontramos ante un acabado plástico o en barniz, resultará más complicado. Deberemos emplear productos químicos disolventes o decapantes a fin de reblandecer el gotelé antes del rascado. Esto resultará más caro y nos exigirá mayor precaución a la hora de trabajar, sobre todo en ojos y manos.
Embellecer el resultado
Una vez lo hayamos quitado seguramente necesitemos realizar algún tipo de restauración; bien por haber dañado el material que había debajo, bien porque el empleo de este tipo de revestimiento tenía como objetivo ocultar defectos en la superficie.
Otra opción es cubrirlo en vez de eliminarlo, igualando toda la pared. Sin embargo este proceso puede resultar infinitamente más laborioso y complejo, por lo que, en caso de no estar muy seguros de nuestras posibilidades, será mejor dejarle el trabajo a un profesional.
Para los incondicionales
Si, pese a todo, eres un enamorado del gotelé, no tendrás problemas a la hora de aplicarlo tú mismo en tu casa, pues existen herramientas accesibles y que proporcionan resultados excelentes. Las pistolas eléctricas o de proyección por aire comprimido te servirán para esparcir las gotas de pintura allá donde desees.
Antes de comenzar deberás acondicionar la pared arreglando las imperfecciones que pudieran existir y dando una mano de pintura que servirá de soporte al gotelé. Éste es especialmente denso por lo que diluiremos únicamente tres cuartos de litro de agua por cada 25 de producto.
Una vez hayamos removido bien la mezcla para evitar grumos que atasquen la pistola empezaremos a disparar seleccionando el grosor que más nos guste. Recuerda preparar suficiente compuesto para terminar el trabajo, pues así evitarás diferencias en la elaboración que pudieran repercutir en un acabado desigual.
Hazlo actual
Una opción que dará un toque más moderno consiste en usar diferentes colores para la gota y para el fondo. Esto creará un efecto visual muy potente, por lo que recomendamos que al menos uno de los colores sea blanco, ya que combinaciones de verdes y amarillos o rojos y rosas pueden resultar excesivas.Con todo esto en mente ya deberías ser capaz de solventar cualquier tarea de gotelé a la que te debas enfrentar. Sólo te queda saber el bando por el que te inclinarás, por el de los partidarios o por el de los detractores. Sea cual sea tu elección, el gotelé no te dejará indiferente.