Los espíritus selectos viven en mundos creados a medida, donde sus voluntades reposan al amparo de la inspiración. Carrillo Proyectos concibe un dormitorio donde la música es la mano que decora, que pinta una alcoba de ensueño. Un azul modernista empapa de magia una estancia donde la ilusión acuna el arte del ritmo, donde el tiempo ha detenido su implacable paso.
Las telas de este homenaje al alma humana no dejan de transmitir ese sentimiento de levedad y pureza gracias a la sabia elección de sedas teñidas con los colores que marcan tendencia: verde pistacho, morado cálido, dorados, etc. El mobiliario está compuesto por piezas antiguas de origen francés que ensalzan aún más la belleza de esta sala que parece flotar en el cielo.
La mezcla de elementos vetustos, como el suelo o los muebles, con obras pictóricas recientes es intencionada. Según las artífices de 'Intermezzo', "el resultado es violento por belleza, por elementos encontrados". En este sentido, la armonía dicta las pautas dentro de este pequeño universo de anhelos, melodías y pasiones.
El cortinaje desprende un lujo excepcional gracias a la más suave de las sedas. Los ramilletes vegetales parecen ondular en unas cortinas que no caen, flotan. El pistacho y el morado poseen una luz especial. Si miramos hacia arriba, quedaremos gratamente sorprendidos al ver la majestuosa lámpara que preside el lugar.La cama que preside la zona de descanso de esta quimérica habitación es ya por sí sola una invitación a la fantasía. Las mantas y cojines que la cubren incluyen motivos cromáticos que sirven de nexo con el color azul de las paredes y con los dorados de las volutas y remates de la estructura del lecho.
Los trazos geométricos del cuadro que ornamenta la pared que queda a la derecha de la cama sirven de contrapunto perfecto a la herencia francesa del mobiliario. Igualmente, sobre el aparador celeste la vanguardia hace acto de presencia a través del par de jarrones y la pieza pictórica superior.
Los trazos geométricos del cuadro que ornamenta la pared que queda a la derecha de la cama sirven de contrapunto perfecto a la herencia francesa del mobiliario. Igualmente, sobre el aparador celeste la vanguardia hace acto de presencia a través del par de jarrones y la pieza pictórica superior.
Dentro del aposento que alberga la genialidad del músico, no podía faltar un piano. Sobre su madera antiquísima reposan dos lámparas gemelas de vidrio verde. Tampoco falta en la pared en la que se apoya otro cuadro de la colección privada de las Carillo. Los monitores vuelven a traernos de vuelta a nuestro siglo.
El área de trabajo continúa siendo fiel a los parámetros marcados por las hermanas Carrillo. Las partituras bailan sobre una mesa coronada por una gran lámpara y un transparente jarrón. Volvemos a encontrar el mismo búcaro sobre una mesa auxiliar. El tapacables de seda es un fantástico guiño estético.
La auténtica joya de ‘Intermezzo’ es este asiento circular de cuatro plazas. Su tapicería aterciopelada, de tacto exquisito, hace suyos los colores a los que la alcoba nos tiene acostumbrados. Una última mención para el pavimento: sobre un suelo de 200 años, descansan alfombras de lana, mouton y astracán.