En aquella primera puesta a punto, el cuarto de baño fue el que más se transformó, pero el resto de las paredes recibieron una mano de pintura. Por otra parte, las generosas dimensiones del salón fueron aprovechadas para crear espacios diferenciados. Tras la primera década de convivencia, la pareja acordó una segunda etapa de renovación en marzo de 2007. Durante los tres meses que vivieron de alquiler, su hogar experimentó cambios profundos: suelo de madera con tablas anchas de castaño, puertas en cerezo de líneas rectas, mármol travertino para salón y recibidor, etc. Actualmente, esta residencia está a gusto de sus dueños aunque... !nunca se sabe cuándo volverán las ganas de transformarla de nuevo!
El baño original era pequeño, así que no dudaron en robar metros a otras áreas. El capricho fue el único límite: una bañera esquinera de hidromasaje, dos lavabos, una ventana de pavés, etc. Aunque el color azul no era el preferido de Yolanda, acabó rindiéndose a la limpieza que inspira este acuático tono. En su cabeza ronda la idea de darle de nuevo una vuelta de tuerca, pero habrá que esperar.
Un gran acierto fue el empleo de un fantástico mármol en el revestimiento del recibidor. El mueble de la entrada, obra del ebanista responsable del dormitorio, está suspendido y concede ligereza. Las maderas que lo conforman son roble y nogal, protagonistas de otras zonas de la casa. En la sala contigua al hall conviven blanco y negro a través de los sofás, los cojines y una lámpara neobarroca.
El escaso espacio de la cocina obligó a plantear soluciones para aprovecharlo al máximo. Para el office se seleccionó una mesa extensible de cristal negro, a la que acompañan dos estupendos taburetes. La ausencia de terraza acumuló en este rincón elementos como la lavadora, la caldera o el escobero imitando al nogal. Sobre la encimera destaca un aparato retro que combina radio, reloj y CD.
En la cocina, la elección del suelo, que imita el roble, determinó todo el conjunto. La primera idea fue inundarla de blanco, pero la onírica imagen del color claro por excelencia acompañado del negro y de la madera hizo acto de presencia en la mente de Yolanda. Finalmente, el ambiente que rinde homenaje al paladar resultó armonioso y nada oscuro, gracias a la existencia de una gran ventana.
Cada adorno del salón tiene su propia historia. Sobre el aparador hay tres jarrones negros con relieve de Kibuk. El enorme Buda de acero es uno de los objetos predilectos de Javier, al igual que el espejo que, tras estar colocado, no obtuvo el visto bueno de Yolanda, pero cedió a favor de su marido. El lienzo con cebras de Artgeist cercano al aparador aporta un toque de contraste perfecto.
Deshacerse del amarillo de las paredes se convirtió en una tarea urgente: se optó por el blanco para favorecer el contraste con la madera de nogal. La pared pintada de negro es culpa de la casa que salía en una revista, y de la que Yolanda quedó completamente prendada. Con los pintores llamando a la puerta, la decisión se tomó sobre la marcha. El resultado es de impacto.
En lo que respecta a la luz del sol, ésta se filtra a través de un screen, un tejido que los propietarios descubrieron a través del foro. La luminaria de la zona de tertulia es una la lámpara de pie con tulipa negra procedente de El Corte Inglés. Fue un auténtico flechazo, al igual que el reloj retro de Vinçon que viste la pared negra, un complemento que rompe el minimalismo sin brusquedad.
Esta pareja hace un buen equipo, ya que las decisiones siempre se toman por consenso. "Cuando hay algo que a uno de los dos le encanta, el otro cede", admite Yolanda, añadiendo que piezas como la mesa del comedor y las sillas del comedor, de Bo Concept, fueron elección de su marido, al igual que la lámpara que ilumina el conjunto, que tiene un diseño muy innovador.
La tele de plasma fue otro de los artículos que Javier estableció como innegociable. Su ubicación y su tamaño dictaron la selección y la distribución de los módulos del mueble. El juego visual del nogal y el cristal negro es realmente elegante. Completan el encuadre una rosa plateada, un teléfono retro, un recipiente de cristal y dos jarrones blancos con rayas de los que se enamoró la dueña de la casa.
Yolanda confiesa que el foro de decoración de Facilisimo.com fue toda una revelación, ya que andaba buscando ideas para su salón. Su principal duda era si apostar o no por un sofá de piel blanca. Al ver que muchas foreras no consideraban su limpieza una tortura, se decidió a comprarlo. Por otro lado, se decantó por un puff en vez de mesa por la comodidad de poner los pies sobre el mismo.
El diseño danés de Bo Concept enamoró a Yolanda, pero los muebles de la firma para el dormitorio excedían las medidas aceptadas por la habitación. Con el catálogo en mano, pidió presupuesto a un ebanista. Uno de los detalles llamativos de la alcoba es el elegante mural forrado con un papel pintado de Kaffeine. Los colores del dibujo marcaron la pintura de las paredes, teñidas en tonos grises.
El mobiliario es de roble teñido, pero manteniendo una veta discreta, mientras que los tiradores son de acero. Son tres las colchas que se alternan para vestir la cama: una de Devota y Lomba, otra de Francis Montesinos, y una tercera del Ikea. Las lámparas que penden sobre las mesillas aguardan a ser colocadas un poco más bajas. Destacan detalles decorativos de lujo como las cajas lacadas
La predilección por la eterna contradicción que provoca el dúo blanco-negro, además del encanto adormecedor de la paleta de los grises, se dejó al margen en la habitación de invitados. Esta estancia es la única de toda la casa que luce colores chillones. La funda de Ágatha Ruiz de la Prada fue la clave para llenar esta habitación de naranja y verde.
Agradecimientos a Yolanda y Javier, lectores de Estiloyhogar.com