En Umidori tenemos la sensación de que el tema picnic se está perdiendo. Nosotras que somos de los 80, nos hemos comido buenos bocadillos de chorizo a la parrilla bajo la sombra de algún pinar, con toda la familia junta. Que bonitos eran esos momentos, todos reunidos con los táper y los kases a cuestas, en los que tras todo un día asilvestrad@ llegabas a casa llen@ de roña campestre y las rodillas peladas de la caída de rigor al ir de valiente explorador@.
Los tiempos cambian, pero tradiciones como esas deverían mantenerse toda la vida. Hoy os proponemos irnos de picnic, eso si, muy moni y siendo la envidia del chiringuito.
De toda la vida si te vas al campo a comer, lo básico es una cesta.
Para aquellos más modernos, tenéis la versión no-mimbre, mucho menos pesada, pero también menos resistente, eso si, todo perfectamente ordenado y limpio (justo como tiene que quedar el espacio al que vayamos a comer).
Todo momento picnic va a compañado del momento táper, pero ante la perdida de glamour que es el táper de plástico aka tarrina de helado reutilizada, preferimos venirnos arriba con cosas como las cajas japonesas del rollo bento, y si nos vamos de picnic con sushi ya es cosa fina.
Y la misma importancia que el papeo lo tiene el bebercio, si la cosa es caliente, más nos vale hacernos con un termo majo que nos conserve el café a punto.
Y si la bebida es fresquita, no pueden faltar unas Mason Jar (o cualquier bote de cristal) que aporten bonitismo al asunto. Eso si, a la bebida hay que echarle cachitos de fruta y vegetales varios, ¡si no no hay foto para el instagram!
Para los más activos y amantes del pedaleo una cesta muy pro que se convierte en mesita improvisada o estas otras que se adaptan perfectamente a la fisionomía de nuestra bici a la vez que le da in rollazo tremendo.
Un básico indispensable es el mantel, ya sea de cuadros de toda-la-vida-de-Dios o algo más contemporáneo que deje bien claro a que hemos venido
Y si andáis escasos de tiempo o sois seres puramente urbanitas, no os preocupeis, hay solución para todo, campo portátil con vistas a las montañas o azoteas donde picniquear sin salir de tu edificio.
Que conste que lo bonito nos gusta, si, ¡y a quien no!, pero también nos gusta la mortadela con aceitunas, el chandal de la EGB para ir cómodas y enguarrarnos como jabatas disfrutando del campo, que para eso nos vamos de picnic, para disfrutar.