Está claro qué opción escogimos. Además, era bastante fácil de pintar; perfecto para no complicarnos mucho en vacaciones.
Con tres manitas por dentro y por fuera quedó completamente transformada...
¿O, no?
Con esta estética tan boho, y que cada día nos gusta más para ambientes relajados como el campo o el mar, la vasija antes repudiada consiguió enamorarnos...
Y del escondite de la terraza ha pasado a ocupar un lugar preeminente en el dormitorio...,
..., bien a la vista, para todo el que quiera mirar.
Igual pensaréis que cuándo nos vamos a poner en modo otoño... Pues ya nos gustaría, ya, pero es que por aquí el veroño se hace eterno... En serio, ¡qué ganitas tenemos de fresquito!